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15 de Febrero 2010

Garzón

      La primera vez que coincidí con el señor Garzón fue en 1993. Siendo un mico adolescente fui con unos colegas a unas jornadas roleras en Zaragoza, a una especie de centro cultural donde los organizadores nos obligaron a asistir a una conferencia de Baltasar Garzón, flamante jefe del “nuevo” Plan Nacional Antidroga. La gente del ayuntamiento debía pensar que medio millar de adolescentes jugadores de rol eran susceptibles de caer en el influjo de la droja y hasta llegaron a cerrar las puertas del auditorio para que no pudiéramos escapar. Aún estábamos lejos de Javier Rosillo y Carlos Moreno y la paranoia del Crimen del Rol.

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      Por aquel entonces, yo de Garzón sólo sabía que era un “juez estrella” -A todos nos sonaba el Celebre-”Caso Nécora” que había instruido contra el narcotráfico gallego,  que había abandonado su puesto en la Audiencia Nacional para ir como independiente en las listas del PSOE de Madrid, donde le habían nombrado número dos de Justicia, a pesar de haberle prometido el ministerio. Todo ello, antes de su bronca con Belloch y su cruzada contra el PSOE, con la instrucción del caso GAL.

      Volví a coincidir con él unos años después en la Facultad. Aunque no fui alumno suyo, tuve la oportunidad de asistir como oyente a alguno de los seminarios sobre lo que entonces era el futuro espacio judicial común europeo, y lo que posteriormente se conocería como Euro Orden. Como docente no guardo ningún recuerdo especial de él, pero siempre que nos lo cruzábamos en un pasillo, o a la entrada de alguna clase, nos saludaba muy educadamente.

      La última vez que he coincidido con él, ha sido trabajando ya como abogado penalista, en una oposición a una Euro Orden, en una guardia. No la saqué adelante, aunque tengo que reconocer que fue cortés y profesional conmigo y con mi cliente – cosa que desgraciadamente no ocurre siempre-, y hasta llegó a reconocerme de la Facultad.

      No he llegado a llevar ninguna causa instruida por el señor Garzón, así que no puedo opinar sobre su actuación en este ámbito, pero de su actividad judicial, es sobradamente conocido que le gusta más una cámara a que a un tonto un lápiz, y que se ha metido en berenjenales judiciales tremendos. Lo que a mucha gente se le olvida decir, es que las fechas de las guardias de la Audiencia Nacional son públicas y muchos querellantes, aprovechan que determinados juzgados estén de guardia para interponer el tipo de querellas que saben que el juez que toca es más proclive a admitirla que otro.

      Por otro lado, respecto a las supuestas chapuzas en las intrucciones, creo que es justo recordar que no es lo mismo llevar la instrucción de un atraco que la de la trama de blanqueo de capitales procedientes del narcotráfico gallego, porque por simple aritmética, los abogados de los narcos suelen ser cojonudos y entierran la pasta de menera concienzuda, y entorpecen la instrucción -dentro de su obligación de conseguir la absolución para sus clientes- lo mejor que pueden.

      No puedo entrar en el fondo del asunto, porque no puedo valorar si Garzón prevaricó en su instrucción por las desapariciones franquistas, si declaró correctamente sus ingresos por actividad docente en Nueva York durante su excendencia, o incluso si prevarico después, al sobreseer determinadas querellas contra directivos del Santander – ¿Me dejo algo?-, pero si se que si el CGPJ sanciona a Garzón antes de que tenga la oportunidad de defenderse en un procedimiento judicial de unos ultra derechistas a quienes ha picado su actuación, o su notoriedad, es que algo no termina de funcionar correctamente en nuestro sistema judicial.

Posted by Towsend at 15 de Febrero 2010 a las 08:29 PM