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21 de Mayo 2009

Un cuento fantástico

Hace mucho, mucho tiempo, en un mágico reino llamado España, vivía con su mujer un Guardia Jurado de los de gorra de plato, porra y pistola.

 Un día, saliendo del Centro Comercial de las afueras donde hacían la compra semanalmente, el Guardia y su mujer empezaron a discutir a voz en grito en el aparcamiento, a propósito de lo que se habían gastado en la compra, porque la mujer del Guardia se había quedado en paro hacía dos meses y él mantenía que no podían seguir gastando como si los solomillos cayesen del cielo.

Tan fuerte discutían y, se gritaban el uno al otro cosas tan feas que, una patrulla de la Policía Local que pasaba por allí decidió intervenir y detener al hombre en aplicación de la Ley de Violencia de género.

 Los Policías trasladaron al Guardia Jurado a la comisaría donde quedó detenido hasta la mañana siguiente que fue puesto a disposición judicial sin haber declarado como le aconsejó su abogado. La mujer del guardia se negó a prestar declaración, a denunciar o pedir una Orden de protección.

En el Juzgado, la mujer tampoco quiso declarar, ni pedir orden de protección y el Guardia decidió no declarar, porque su abogado le dijo que todo lo que dijera iba a perjudicarle.El Fiscal, leyendo en el atestado la declaración de los dos policías, decidió continuar adelante con la acusación e imputó al Guardia un Delito de Vejaciones en el ámbito familiar y solicitó una pena de prisión, alejamiento y prohibición de uso y porte de armas. Por supuesto, en aplicación del protocolo de seguridad, solicitó como Medida Cautelar la retirada del permiso de armas del Guardia (no fuera a ser que le diera un mal viento al pájaro y le descerrajara un tiro en la cabeza a su mujer)

Su señoría, el juez, que sólo contaba como elemento probatorio las declaraciones de la patrulla policial decidió transformar el Juicio Rápido en Procedimiento Abreviado puesto que pensaba que hacía falta la declaración de algún testigo para terminar de probar la situación de maltrato.

Y a nuestro guardia le dejaron en libertad en ese mismo momento.

La Cruel empresa para la que trabajaba el Guardia Jurado con un contrato de obra y servicio, como ya no contaba con permiso de armas ni licencia le despidió esa misma tarde para contratarle a la mañana siguiente como simple Guardia de Seguridad, con una rebaja salarial de cerca de 800 euros al mes.

Con ese sueldo, nuestro Guardia, donde venía cobrando cerca de 2.000 euros ahora sólo ganaba 1.100 por lo que ese mes no pudo pagar la hipoteca del piso donde vivía con su mujer.

Ni el siguiente.

Ni el siguiente.

Así pues, nuestro Guardia de Seguridad se encontró un buen día con una demanda hipotecaria y con la posibilidad de perder la casa en la que vivía con su mujer.

Y Colorín Colorado, este cuento no se ha acabado

Posted by Towsend at 21 de Mayo 2009 a las 02:12 AM