Santa María del Venca

El 20 de enero de 2024, se inauguró una estatua de la Madre Teresa de Calcuta en una rotonda de las Rozas de Madrid, rebautizada para la ocasión como Plaza Madre Teresa de Calcuta. El busto, colocado justo frente al colegio laico Gredos San Diego- ahora GSD-, fue presentado por el Ayuntamiento como una donación entrañable de los vecinos, concretamente de la la Asociación de Familias Numerosas de Las Rozas (AFAN Rozas), sin coste para el pueblo, pero apenas hicieron falta unas horas para que la historia se volviera caricaturesca y empezara el choteo: la estatua no era una obra original ni encargada para el lugar. Era una pieza de jardín fabricada en hormigón, disponible por menos de mil euros en el catalogo de Ana Parra Garden.

La escultura no es el escándalo, aunque fuera objetivamente fea. El escándalo fue que se trató de una operación simbólica, perfectamente calculada, ejecutada sin consulta pública, sin transparencia y con una fuerte carga ideológica. El busto de la santa discutida al servicio de una visión del mundo que se impone sin debate.

La maniobra fue impulsada por AFAN Rozas, una asociación que dice representar a las familias numerosas del municipio, pero cuya representatividad real es discutible. Aunque se define como “aconfesional”, mantiene un discurso y una agenda perfectamente alineadas la iglesia católica y con el Partido Popular, que gobierna Las Rozas desde hace dos décadas. Bajo el mandato del alcalde José de la Uz, en el cargo desde 2015 y reelegido en 2023 con mayoría absoluta, esta y otras asociaciones afines han ocupado progresivamente el tejido asociativo local. Lo que antes era un ecosistema plural —con asociaciones culturales, vecinales y educativas de todo tipo— hoy es un paisaje dominado por entidades afines al gobierno municipal.

AFAN Rozas participa en consejos municipales, recibe subvenciones, actúa como interlocutor preferente y ahora también instala estatuas, ocupando el espacio público, impregnándolo con su ideología. El proceso fue de todo menos neutro: el busto fue elegido por la propia asociación, sin proceso abierto, sin concurso artístico, sin participación vecinal. La ubicación —justo enfrente de un colegio con ideario laico— tampoco es inocente. Se trata de un gesto simbólico claro: marcar territorio ideológico y religioso en el espacio común.

Y luego está la figura elegida: Teresa de Calcuta, una de las santas más mediáticas del siglo XX hasta el punto de convertirse en un icono pop y canonizada en tiempo récord por la iglesia. Su figura ha sido elevada como símbolo de caridad y entrega, pero su doctrina es profundamente problemática. No denunciaba la pobreza, la veneraba. No buscaba erradicar el sufrimiento, sino convertirlo en ofrenda espiritual. Sus críticos, como Christopher Hitchens o médicos que visitaron sus misiones, la acusaron de glorificar la miseria en lugar de combatirla, y de rechazar cuidados médicos básicos en favor del dolor redentor. Una teología del padecimiento útil para quienes no quieren tocar las causas estructurales de la injusticia.

La escultura que hoy preside una rotonducha en Las Rozas no celebra una trayectoria local ni responde a una demanda ciudadana. No es una obra de arte; es una pieza decorativa, manufacturada en serie, adquirida por catálogo y usada como vehículo para reforzar una hegemonía cultural. Ni arte, ni historia, ni participación. Solo presencia. Y esa presencia, al estar legitimada desde el poder, desplaza otras voces, otras propuestas, otras memorias.

Lo preocupante no es que exista una estatua de Teresa de Calcuta. Lo preocupante es que su instalación revele un modelo de gestión del espacio público donde las decisiones no se toman de forma democrática, sino entre bastidores, al margen del debate ciudadano. Donde las asociaciones culturales o vecinales quedan marginadas frente a entidades con línea directa al gobierno local. Donde la pluralidad se reemplaza por la decoración ideológica.

Queda una plaza con nombre de santa y una estatua comprada online. Pero también queda claro qué se puede imponer en Las Rozas cuando se confunde el bien común con el credo de unos pocos.

2 comentarios en «Santa María del Venca»

  1. Bueno, en las rotondas de los municipios del PP es normal hacerlas como rectas cuando el edil de turno va con unas copas de mas. A ver lo que tardan en darle

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