Saudade

Saudade era la palabra que llevaba tatuada una compañera del máster de Analista de Inteligencia que hice. Es un término portugués sin traducción exacta, pero que -según me explicó ella y confirma Wikipedia– describe una melancolía por algo inalcanzable, por mucho que te esfuerces. En su caso, lo llevaba porque, aunque dedicara su vida entera a viajar, sabía que jamás podría conocer todos los lugares del mundo.
A mí también me acompaña la saudade, pero no por los viajes. Mi añoranza nace de la finitud del tiempo para hacer y dedicarme a todo lo que me interesa y se me pasa por la cabeza. A veces pienso que nací en la época equivocada: ¡ojalá haber vivido en la Grecia clásisa!-como hombre y con recursos claro-; donde al despertar eras matemático; al mediodía debatías en el ágora con tus conciudadanos; al anochecer filosofabas sobre la naturaleza del universo; y el fin de semana te ibas a defender las Termópilas, aunque quizás eso último no hubiera sido lo mío.
Vivimos una paradoja única: mientras la hiperespecialización exige enfocarnos en un microcampo para contribuir algo relevante, la era líquida que describió Bauman nos bombardea con infinitas opciones todas aparentemente válidas y por tanto al mismo tiempo todas potencialmente equivocadas
Hace años exploré el stand-up comedy (y no descarto volver próximante). Uno de los chistes de mi monólogo resuena especialmente:
«Según me dijo mi terapeuta, mi casa es el reflejo de mi mente y diréis, joder colega, que te encierren , tu cabeza debe ser como una reunión de la redacción de OK Diario con barra libre de anfetaminas. Pues no, mi cabeza es el museo Británico petada de tesoros que no sé de donde he sacado y probablemente la mayoría las haya robado».
Así que siento en muchas ocasiones saudade por todas las ideas que aparecen en mi cabeza, que no podré hacer y se perderán, o haré a medias y abandonaré por otras cosas igual de interesantes y satisfactorias.
Por eso nace este blog: para paliar la añoranza de lo que no sucederá. Inspirado en las metodologías ágiles, cada post será una pequeña entrega de valor. Sin compromisos temáticos ni de periodicidad porque así es como debe funcionar el archivo de una mente desordenada.
Si este post te ha dejado con regomello aquí tienes un breve poema titulado «Camino a Ítaca» de Konstantino Kavafis ,que a mi siempre me ayuda con este sentimiento.
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.