Era de noche, y sin embargo llovía.
Era una de esas tardes de finales de octubre o principios de noviembre en las que a las siete de la tarde ya es noche cerrada, y hacía un frío del carajo. Se había pasado el día neviscando y yo pensaba que a esas horas ya me había librado de salir por la tarde en una insoportable guardia de Procedimiento abreviado en Madrid Capital. Hay una especie de regla no escrita en el Turno de Oficio que viene a decir que si a las seis y media de la tarde no te han llamado para hacer una última asistencia, es muy probable que ya hayas terminado el día, aunque oficialmente, la guardia no termina hasta las diez de la noche.
A veces hay excepciones.
Esa tarde estaba ya cerrando el ordenador y recogiendo mis cosas para irme a casa cuando me llamaron del Colegio para ir a hacer una asistencia en una de esas comisarias del sur de Madrid que parecen salidas de los ochenta: Carabanchel.
El cliente, un indigente búlgaro, que hacía ver que apenas chapurreaba el castellano y padecía un desmesurado amor hacia el vino de brick había tenido la feliz idea de levantarse un par de paquetes de jamón de york y de queso en el Caprabo del barrio para darse un homenaje. Un simple hurto por el cual en circunstancias normales ni siquiera habría sido detenido ya que el importe del botín no llegaba ni a los quince euros. Sin embargo, el amigo, al ser preguntado por su domicilio había dado las señas de una pensión de mala muerte que no tenía teléfono y en la que no había nadie; por lo que nadie podía corroborar que viviera allí. Además, los maderos que le habían detenido le habían visto dormir en un par de ocasiones en un cajero de la zona, por lo que tras tratar de filiarle le trasladaron a comisaría.
El tipo, que había sido detenido en alguno que otra ocasión, conocía a la perfección la rutina y se negó a declarar, por lo que cerramos la diligencia y pregunté cuando le iban a dejar en libertad.
-No va a quedar en libertad. Pasará a disposición judicial mañana o pasado.
– ¿¡Qué!? – No terminaba de salir de mi asombro, ya que el artículo 495 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que nadie podrá ser detenido por la comisión de una simple falta (Y hurtar en un supermercado 5 euros de jamón de york lo es)…
– !… A no ser que el presunto reo no tuviese domicilio conocido ni diese fianza bastante, a juicio de la Autoridad o agente que intente detenerle», que soy yo – continuó el instructor del atestado, demostrando que siempre hay un madero que se sabe la ley, por lo menos, tan bien como puedes sabértela tu, y asegurándome que el presunto ladrón iba a pasarse –por lo menos- la noche en el calabozo.
– Me parece una barbaridad. Este señor les ha dado un domicilio. Su domicilio.
– Que no podemos comprobar. Y además le hemos visto pernoctando en más de una ocasión en el cajero del BBVA de la avenida de los Poblados.
– No lo comprendo. Voy a solicitar un Habeas Corpus. – afirme, como esperando que la invocación de la bicha hiciera que los policias vieran la luz.
El Habeas Corpus. El corpus cristi, como nos aseguraban que lo llamaban los gitanos. Se trata de una institución jurídica derivada de la llamada manifestación de personas aragonesa, por la que se le solicita al juez de guarda que exija a quien tuviere detenida una persona que le sea puesta a su disposición en el plazo de 24 h para comprobar las circunstancias y la legalidad de una detención, porque no hace tanto tiempo, nuestra policía todavía se dedicaba a detener arbitrariamente a la gente y a someterles a una dosis de palos para hacerles cantar. La exigencia del habeas corpus en la constitución es tanto una manifestación del derecho de libertad individual (nadie puede ser detenido sin una justa causa) como del derecho de integridad personal (que no te saquen una confesión a hostias). Quien dice no hace tanto tiempo, dice en mayo pasado, cuando unos maderos de Cartagena decidieron darle un paseo a un vecino borderline que montaba demasiado alboroto.
-Haga usted lo que quiera. Mire, si podemos comprobar su domicilio, mañana por la mañana lo ponemos a disposición judicial y santas pascuas. Si usted pone el Habeas Corpus vamos a tardar 24 horas en ponerlo a disposición judicial y lo tendrá usted delante del Juez por la Tarde –y con lo poco que les gusta a los jueces los habeas corpus ya veremos qué pasa-
Finalmente, tras hablarlo con el búlgaro, no solicité el habeas corpus, ya que -aseguraba- por lo menos esa noche dormiría en seco y cenaría caliente.
A la mañana siguiente –adivinad-, en la guardia de detenidos tuve que soportar una bronca monumental del juez de instrucción por haber permitido que se mantuviera una detención por el hurto de tres paquetes de embutido.
¿Policias deteniendo por las buenas y matando gente de una paliza? Esas cosas sólo pasan en Cuba y Venezuela, oiga usted.
El Babe’as’corpus lo puede solicitar el detenido o solo el abogado?
Yo recuerdo haber visto una solicitud de habeas corpus hecha a mano y firmada solo por el detenido.
Hubo otra vez que casi pones un habeas corpus (y no fue conmigo) 😛
El Habeas Corpus puede solicitarlo, según la ley el propio detenido, su cónyuge, descendientes, ascendientes y hermanos. El Defensor del Pueblo. El Ministerio Fiscal, y hasta un juez, de oficio.
Sin embargo, las Sentencias 172 y 173 del Tribunal Constitucional de 1998, consideran que el abogado del detenido podría solicitar el habeas corpus en nombre del detenido, siempre que haya sido apoderado, tácita o expresamente a tal efecto.
¿Bronca monumental porqué?
Si el propio detenido solicito al defensor que no se aplicara el Habeas Corpus porque quería pernoctar en comisaria no se ha cometido ningún fallo puesto que el defensor debe velar por los intereses y seguridad de su cliente.
El Juez es un cretino que no sabe de lo que está hablando.
Los jueces son cretinos la gran mayoría de las veces, que viven en su torre de marfil dentro del juzgado y que pocas veces van a tener empatía suficiente para tratar adecuadamente con los abogados; que somos poco menos que extensiones de los clientes.
Recuerdo una vez que le traté de explicar al juez de turno que a mi cliente le habían amenazado los municipales de Madrid con llevarle a un descampado para sacarle una confesión a hostias si no cantaba. Respuesta de su señoría: ¿Y tiene usted alguna prueba de eso?.
El tema del post se transformó en falta, por supuesto, y creo recordar que hasta absolvieron al rumano porque no se personó el tío del supermercado el día del juicio.