El extraño caso del autobusero, el tigre y la señorita.

Atención: Este es uno de esos posts que sonaban mucho mejor en mi cabeza antes de empezar a escribirlo, pero ya sabéis, «In for a penny, in for a pound». En él pretendo escribir mucho la palabra follar, que algunos consideran soez, pero a mí me parece que tiene una sonoridad muy divertida, y como sigo teniendo doce años mentales, la repito todo lo que puedo.

Vamos allá.

 Leo con estupor que hay en España varios grupos animalistas que quieren que se prohíba por ley el tener sexo con animales. No tengo muy claro si es una noticia de verdad o una de esas cosas que de vez en cuando hace «El Mundo» para que se hable de ellos en Twitter, pero  me da una excusa perfecta para hilvanar un post sobre sexo, consentimiento, moral y derecho.

Decía que lo leo con estupor, pero no porque la gente quiera follar con animales porque, seamos serios, eso, a estas alturas de la película, eso, no soprende a nadie, sino porque en el reportaje describen auténticas redes de prostitución animal, lo que yo estaba convencido que sólo pasaba en zonas asoladas por la guerra realmente muy jodidas.

https://www.youtube.com/watch?v=GEEhvx4VfAs

El caso es que el arículo me lleva a la siguiente reflexión. En España follar con animales –de momento es legal; lo cual tiene bastante sentido porque a fin de cuentas nuestro ordenamiento jurídico no les reconoce a los animales capacidad de prestar o negar consentimiento -ni de ser sujeto pasivo de derechos, ya que estamos-.

En Inglaterra también es legal; aunque como vamos a comprobar, nos llevan años de ventaja: Un señor, conductor de autobús, galés para más señas fue detenido y encausado, acusado de posesión de pornografía extrema.

Los británicos, con su extrañísima concepción de la moralidad tienen tipificado un delito de posesión de pornografía extrema, que es una especie de cajón de sastre en la que el juez de turno puede meter todo aquello que no le gusta –o supongo, le gusta demasiado– desde BDSM (me chivan que kink.com es inaccesible desde Reino Unido, aunque reconozco que no he podido comprobarlo) a cualquier tipo de práctica sexual pueda poner en peligro la vida del participante, o que simplemente conseidere aberrante.

El caso del señor Holland es todavía más Kafkiano porque fue acusado por la policía de la posesión de un video pornográfico que le había pasado un conocido –y yo me pregunto como se enteró la policía que el señor Holland tenía este video- en el que se veía a un tigre manteniendo relaciones sexuales con una señorita – Sólo que luego -después de un arresto, una fianza y la imagen pública del señor Holland destrozada- se comprobó que no era un tigre de verdad sino un tipo disfrazado como Tony, el tigre mascota de los Frostys de Kellogs (Me lo imagino en el calabozo golpeando los barrotes de la celda con una taza metálica y llamando al alguacil)

Parte de mi, piensa que cualquier cosa que les pase a un Furry se lo tiene merecido.

 Lo que me ha llamado la atención de ese caso es que, al leer las características del tipo legal, los británicos no se meten en lo que hagas en el dormitorio -o la cuadra, vaya-, porque follarse animales tampoco es ilegal en el Reíno Unido. Lo que es ilegal es tener videos de Pornografía extrema –aunque el poseedor no haya participado en el acto sexual, grabación o distribución del video-

La simple posesión. ¡¿Qué locura, verdad?! Eso no podría pasar jamás en nuestro país. (Seguid conmigo; el viaje está a punto de terminar).

 Ejem.

España pone la Edad de Consentimiento Legal para mantener relaciones sexuales en los trece años. Y parece que va a seguir así a pesar de las múltiples amenazas de los cristofrikis del Partido Popular en pasarlo a los quince y hasta los dieciséis años. El Código Penal establece que las relaciones sexuales –del tipo que sean, ya hablaremos otro día de su gradación- con menores de trece años siempre se reputarán como abusos –o agresiones- sexuales, lo que implica que a partir de los trece años cualquiera puede prestar libremente su consentimiento para mantenter relaciones sexuales.

Sin embargo, -y aquí es donde nos volvemos un poco británicos- en España es delito la simple posesión de pornogrografía en la que aparezcan menores de 18 años. (aunque hayan prestado libremente su consentimiento para realizar todos los actos grabados).

– ¿Entonces?

– No, No puedes grabarlo en video.

 

4 comentarios en «El extraño caso del autobusero, el tigre y la señorita.»

  1. Creo que lo que quiere decir es que tiene muy poco sentido que puedas practicar cualquier tipo de relación sexual (hablamos siempre de consentida) pero es poco lógico que no se pueda grabar en vídeo. Reitero, creo.

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