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10 de Octubre 2007
Su Lucha
Después del Putsch de Munich –hay que ser cutre para dar un golpe de estado en una cervecería bávara-, Adolf Hitler fue condenado a cinco años de prisión de los que sólo cumplió ocho meses.
Si en vez de encerrarle con Rudolf Hess en una agradable celda de la fortaleza de Landsberg, le hubiesen encerrado con un gigantesco y rudo violador homosexual amante de los bigotitos ridículos en una mazmorra sadomasoquista, quizás otro gallo nos hubiera cantado y nos habríamos ahorrado algún que otro disgusto. Pero como Adolf se aburría mucho, decidió plasmar sus estúpidas ideas políticas y raciales en un librito que le dictó a Rudolf y que llamó "Mi Lucha", un pasquín que con el tiempo se convertiría en el manifiesto de una de las doctrinas políticas más perniciosas que ha conocido la humanidad.
Aunque hay discusión al respecto, e independientemente de su pésima calidad literaria, parece que el libro se vendió bastante bien, incluso antes del ascenso a la cancillería alemana de los nazis. Hacía 1933, Hitler había contraído una importante deuda fiscal por la venta de unas 250.000 copias del libro. Deuda que le fue inmediatamente condonada tras su ascenso al poder.
Cuando años más tarde, el 30 de abril de 1945, Hitler se decidió a descubrir a qué sabía una bala nos libro de su irritante presencia, pero no de su obra y de su legado histórico.
Durante sus últimas horas, Hitler le dictó sus testamentos –político y personal- a Arthur Bormann quien actuaría también de Albacea (Lástima que Bormann desapareciera entre los escombros del Berlín ocupado por las fuerzas soviéticas, pero eso ya es otra historia, que tiene lugar en Argentina), y en él, se nombraba heredero de la mayoría de los bienes de Hitler al Partido Nazi,- y si este no existiera, al Estado-
Así por culpa de una extraña carambola jurídica, el Lander (estado federado) alemán de Baviera detenta como heredero los derechos de autor de la obra desde hace sesenta y dos años.
Tanto el estado Alemán como el Lander de Baviera prohíben la difusión y la reproducción del libro en su territorio, y se oponen la edición del mismo en cualquier otro país del mundo. Sin embargo, esta oposición no es muy activa.
En España, el Código Penal de 1995 persigue tanto la apología del Genocidio como la difusión de las ideas que inciten a la violencia y al odio. Así, en 1998 y en 2006 se encausó al propietario de la librería Europa, el conocido nazi Pedro Varela, sin que hasta momento haya pisado la trena, pese a haber sido condenado a cinco años de Talego. El Mein Kampf, a pesar de ser considerado un texto ilegal se sigue editando en texto original y en edición anotada en España. Así, por ejemplo, se puede encontrar todavía las ediciones de Fapa, Wotan, el Galeon y varias otras (ISBN).
En la mayoría de los estados occidentales, al igual que en España, el libro se encuentra prohibido, aunque esta prohibición es muy laxa. Es relativamente fácil encontrar versiones originales y anotadas del libro en cualquier rincón del planeta. En los estados Musulmanes, especialmente esos donde se concentran las tensiones con Israel, el libro se publica regularmente consiguiendo buenas ventas.
El caso de Estados Unidos es curioso. Los derechos de autor del Mein Kampf, se encuentran incautados desde la Segunda Guerra Mundial. En 1979 la editorial Houghton Mifflin compró los derechos al gobierno federal y vende unas 15.000 copias al año del libro.
En unos años, el 31 de diciembre de 2015, expirará el plazo de protección de los derechos de autor sobre la obra, por lo que ésta entrará en el Dominio Público y cualquiera podrá publicar libremente el libro –cosa que prácticamente ya sucede- argumentando que no se hace con fines de apología del nazismo; sino con mera intencionalidad de estudio histórico.
Y yo os pregunto: ¿Se debe aumentar este plazo de protección? ¿Debe el estado de Baviera intervenir internacionalmente para evitar la publicación del libro? ¿A qué huelen las nubes?
Y cómo me aburro mucho, y siempre he sido partidario de hacer chistes sobre fábricas de jabón, les dejo con el tutubo definitivo de Mel Brooks, porque él si que sabe reírse de los nazis en su cara.
Posted by Towsend at 10 de Octubre 2007 a las 05:43 PM