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9 de Agosto 2003

Viento y cucarachas

   Mi padre me engañaba de pequeño. Supongo que todos los padres, alimentan la imaginación de sus hijos alegrando un poco la realidad en las tardes de verano para mantenerlos ocupados. Sentados en la terraza de la vieja casa de Mojacar veíamos una fina nube marrón sobre el horizonte del mar cuando soplaba poniente y me contaba que era polvo del desierto. Decía que se trataba de la arena del Sahara, que se levantaba en Argelia y auguraba que esa noche tendríamos Siroco. Después, irremediablemente, contaba la anécdota del Siroco en el El-Ayun y como el viento huracanado en el Sahara podía pelar la pintura de un jeep hasta dejarlo brillante.

   Yo me sentaba con las piernas colgando por la terraza, asomando la cabeza entre los barrotes de rejería negros y pensaba en pequeñas larvas de cucarachas africanas, volando entre motas de polvo y llegando a la playa donde se reproducían para que los niños ociosos en el verano pudiésemos torturarlas a gusto. Esas cucarachas voladoras de color rojizo que traía el viento africano.

   Esta tarde he disfrutado de un agradable paseo en coche por la costa del levante almeriense con mi padre. Hemos ido por la vieja carretera de la playa, por os acantilados que llevan de Mojacar a Cabo de gata, pasando Aguamarga y por Carboneras, y al pasar cerca de Aguamarga, he divisado la nube de polvo desértico, y he vuelto a pensar en y en cucarachas africanas pisoteadas por niños que las contaban y se sumaban cinco puntos, y en jeeps que perdían su pintura y en una reja de barrotes negros.

   Sin embargo, cual no habrá sido mi decepción, al descubrir que mi polvo desértico no era mas que el resultado de la combustión de carburante, que salía casi negro por la gargantuesca chimenea de la central térmica de carboneras, situada solo a unos cuantos kilómetros de Mojacar, y que se adentraba en el mar, convirtiéndose en una sucia mancha de color parduzco hasta difuminarse en el horizonte, mientras que era mecida por la brisa de la tarde.

   Mi padre no tenía ninguna malicia cuando nos contaba aquellas historias, pero ahora, la nube de polvo marrón ha perdido todo su misterio. Casi prefiero seguir pensando que es el Siroco, y no el resultado de la mierda que tiramos a la atmosfera.

Posted by Towsend at 9 de Agosto 2003 a las 05:24 PM