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Rata de aparato

Ingredientes:

  • Un militante joven ,generalmente varón, con la autoestima de una lubina radioactiva.
  • Un cargo interno oficial u oficioso en la organización.
  • Una rueda de hamster.
  • Un puñado de acreditaciones.
  • Palmaditas en la espalda.
  • Mucha basura interna.

Opcional:

  • Remuneración.
  • Eventuales castigos.

Cogemos a un militante joven, generalmente varón. Los militantes jóvenes con baja autoestima son más moldebables y para que nuestra rata de aparato quede bien vamos a tener que moldear mucho. La razón de escoger a un varón es poder aprovecharnos de las estructuras patriarcales de nuestras organizaciones; con una mujer también puede funcionar pero se han visto menos casos de éxito.

Ponemos a nuestro joven militante a remojo en un cargo oficial u oficioso en la organización. El cargo no importa, puede ser desde coordinar a un grupo juvenil a ser el secretario de asuntos homeopáticos de minglanilla de arriba. Si no hubiera ningún “valioso” cargo dentro de la organización, entonces tendremos que darle algo oficioso, asistente personal,   responsable de distribución de propaganda,  coordinador de distribución de bocadillos… solo hay que ser un poco imaginativo

Ahora necesitamos una gigante rueda de hamster. Tenemos que mantener activa a nuestra rata de aparato realizando todo tipo de tareas y trabajos cuyo resultado a largo plazo sea insignificante. Es importante que hagamos esto de forma estratégica, no vale solo con  mandar trabajos sin ton ni son, debemos intentar que interfieran lo máximo en su vida ,dificultando o cortando las relaciones con sus amigos de fuera del aparato, perjudicando a sus estudios, privándole de sueño….

Es importante que cada vez que subamos a nuestra futura rata de aparato a la rueda le hagamos un buen empanado  de acreditación que le haga “igual” a unos (generalmente al aparato) pero diferente del resto. Como ya no se estila lo de dar uniformes, tendremos que recurrir a todo tipo de acreditaciones de colores vistosos que lo identifiquen como “Staff”, “Organizción”, “coordinación” etc. Si puede ser que en la acreditación conste su cargo.

Debemos acompañar todo esto de suaves palmaditas en la espalda mientras corre en la rueda que le hemos preparado. Así le reconocemos lo importantisimas que son sus funciones y la enorme confianza que tenemos en nuestra ratita. De vez en cuando incluso podemos sazonarla con ciertas “dosis” de importante y “secretísima” información interna.

Llegados a este punto iremos marinando a nuestra rata de aparato con mucha basura interna, tendrá que ser poco a poco y en pequeñas dosis. Puede que al principio no la absorba bien, pero el miedo a perder su rueda, sus acreditaciones y sus palmaditas hará que poco a poco se impregne bien, incluso que cada vez pida más y más o busque la suya propia.

Opcionalmente podemos remunerar eventual o de forma permanente a nuestra rata de aparato. Las remuneraciones pueden ir desde pagarle el abono o el móvil a darle un trabajo de media jornada.  Esta es la guinda final que cerrará el círculo y ya tendremos a nuestra rata de aparato, un manjar solo para los paladares más exigentes del régimen.

Nota: A veces nos equivocamos al elegir nuestra potencial rata, si empezamos a notar signos de duda o de rebeldía probemos un castigo tal  como ignorarla durante un tiempo, o retirarle sus “privilegios” si no vuelve arrastrándose lo mejor es ejecutarla de inmediato.

Buñuelos de gobierno

Ingredientes:

  • Unas elecciones
  • Uno o varios gobiernos
  • Un régimen con sus instituciones
  • Un programa electoral

Opcionales:

Sazonamos con encuestas  un programa electoral y lo dejamos a remojo en el marco de unas  elecciones, preferiblemente generales. Iremos viendo como el efecto de las encuestas puede provocar algunos cambios en nuestro programa electoral, lo único con lo que tenemos que tener cuidado es de no pasarnos porque un exceso de encuestas puede hacer que la masa no cuaje nunca.

Una vez accedemos al gobierno horneamos nuestro programa en la realidad, dada la situación de crisis que vive nuestra sociedad, si ahora intentamos esta receta seguramente el horno se caliente a una velocidad tremenda, así que el truco está en la audacia y rapidez con la que seamos capaces de hacer esta receta, porque si tardamos demasiado es probable que se nos achicharren los buñuelos.

En este momento debemos decidir con que rellenamos nuestros buñuelos:

Podemos elegir dejarlos completamente vacíos, la receta quedará extremadamente sosa y  además suele producir que el buñuelo quede muy duro por fuera contrastando con el vacío interior.  Podemos tratar de adornar el exterior, pero seguramente no termine convenciendo ni a los más fanáticos de nuestra cocina política, y muy probablemente nadie quiera repetir nunca jamás nada que cocinemos.Esta variación de la receta la podríamos llamar “Buñuelos de Gobierno a la Zapatero”.

Podemos añadir picadillo de promesa política como relleno. Lo malo del picadillo, es que suele ser muy poco consistente y además es una receta algo tosca  que no pega con los paladares exigentes que suelen degustar los buñuelos de gobierno.  Por otro lado  lleva muy mal largos periodos de tiempo expuestos al calor del horno de la realidad (lo que los más exigentes chefs llaman “un bluf” o “mucho lirili pero poco lerelele”). Esta variación de la receta la podríamos llamar “Bueñuelos de Gobierno a la Hollande”

El último relleno, y el que recomendamos encarecidamente desde esta humilde cocina es el del poder popular. Lo cierto es que este relleno merece una receta propia que pronto presentaremos, pero podemos adelantar que  necesita de muchísimo trabajo y muchísimo cuidado en su elaboración. También podemos aportar algunas claves para prepararlo en esta intervención de Alberto Garzón. Esta variación de la receta la llamaríamos “Buñuelos Constituyentes”

Llegamos al final de receta, para probar si nuestros buñuelos son buenos cogeremos un mazo, el del régimen, y los golpearemos. Desde nuestra experiencia y conocimiento podemos afirmar que si el buñuelo está vacío al principio no se romperá pero terminará resquebrajándose y haciéndose migas, arruinando todos los adornos que pusimos. Si está relleno de picadillo muy posiblemente reviente y esparza su contenido por todos lados encabronando bastante a los comensales. Finalmente si lo hemos rellenado de poder popular, correctamente preparado, aguantará y será del gusto de los paladares más castigados por la crisis , tal y como ponen de relevancia algunos de los mejores críticos de gastronomía política en algunos países de América Latina.

Quiero terminar agradeciendo a Hugo Martinez Abarca su post de hoy porque ha servido de inspiración para esta receta

 

Picadillo de “nueva” promesa política

Ingredientes:

  • Una nueva promesa política,
  • Uno o varios lideres momificables con muchas ojeras.
  • Una crisis de régimen y del régimen del partidos.
  • Unos cuantos ”anti régimen” que quieren ser régimen en lugar del régimen.

Cogemos a una nueva promesa política ,a veces puede no ser tan nueva, puede llevar siendo diputado los últimos 10 años, pero si andas corto y la presentas bien, puede pasar como“nueva” (Como ejemplo extremo está el caso de Rosa Díez, pero no lo recomiendo).

 Lanzamos a la promesa a la opinión pública, tenemos muchas opciones:

Desde un casual vídeo que se convierte en “viral”, pasando por una primera y estelar aparición en un programa donde lo pete y sea lanzada al estrellato, a la estrategia submarino: es decir ,que poco a poco emerja en los medios y redes sociales. Esta última es muy buena si la promesa no es tan “nueva” porque dará menos el cante. Es como tu cuñao, que poco a poco, año a año, sin que te enteres se va haciendo el amo del cotarro en la cena de navidad, hasta sin saber por qué, acabáis toda la familia cenando en su casa y cantando karaoke todos los años porque es una tradición, cuando vosotros erais de cenita en casa y especial de Jose Luis Moreno.

 Ahora cogemos a esa nueva promesa y la ponemos junto a un líder de toda la vida que sea momificable (por momificable me refiero a que parezca que pudiera haber sido delegado sindical en la construcción de las pirámides) . Que tenga ojeras es importante, son toda una seña de identidad de los líderes del régimen. Con esto lograremos que los futuros comensales empiecen a salivar solo por comparación y que tengan mucho más apetito.

 Ahora ponemos a la nueva promesa en la batidora ,o en el partido que es lo mismo, y lo ponemos a la velocidad que la crisis vaya evolucionando. Para evitar que el nuevo lider salga “despedido” de esa batidora, añadimos poco a poco compañeros de partido declarados abiertamente renovadores, pero carentes de cualquier capacidad para generar liderazgo, y que en el fondo quieran ser régimen en lugar del régimen. Es importante que se peguen bien a la nueva promesa con la esperanza de ascender con él .Con eso le darán consistencia y lo amarraran bien.

 A todo esto le ponemos un topping de medios de comunicación famélicos necesitados de audiencia como sea.

Ahora solo es esperar y repetir el proceso interno del partido para tener tu picadillo de nueva promesa que presentar a las próximas elecciones. Eso sí, cuidado, porque si la nueva promesa resulta ser más correoso/a de los esperado, igual se carga la batidora y la manda a tomar por culo.

 

Sindicalismo a la walkingdead

Ingredientes

  • Una  transformacion de la estructura empresarial y productiva
  • Una no transformación de la estructura sindical
  • Un pacto social durante la burbuja económica
  • Una crisis económica brutal y de confianza de los trabajadores
  • 2 toneladas de pegatinas y banderas de EL sindicato.

Ponemos a macerar durante 30 años la estructura empresarial y productiva de un país, pasamos de un modelo de grandes empresas , algunas de ellas públicas, a un modelo de pequeñas y medianas empresas atomizadas y con muy pocos trabajadores.

Al mismo tiempo metemos la estructura sindical durante 30 años e  un congelador. La temperatura adecuada son  unos -10ºC  para que se mantenga inalterable.

Ahora ponemos una burbuja económica en el horno y vamos añadiendo tacita a tacita un caldito de pacto social  mientras los salarios de los trabajadores con contrato crezcan con el IPC o por encima del IPC . Condena algunos efectos adversos como la falta de acceso de la vivienda de la población, el fracaso escolar  el deterioro orquestado del sistema público de educación, la mierda de modelo productivo, la precariedad laboral juvenil… Pero oye no dejes de echar tacitas de caldo de pacto social.

Al reventar la burbuja económica dentro del horno, el caldito de pacto social saldrá disparado para todos lados y dejará hecho todo unos zorros. No te preocupes, es señal que la receta va bien.  Sazona todo con unas convocatorias de huelga general, pero tampoco te sobres , que entonces la receta se puede ir al carajo, y entre medias echa una taza gorda de pacto social (la marca pensionazo funciona muy bien).

Recoge todo el caldito de pacto social desparramado. que habiéndolo dejado por ahí a su aire se habrá solidificado y transformado en una crisis de confianza de los trabajadores.

Ahora mételo todo en el congelador durante 1 año añadiendo un poco más de huelga general cada cierto tiempo. Si ves que te pasas echando huelga general, invita al presidente de la patronal o algún ministro del PP a tus congresos. Cuando te apetezca servirlo, decóralo todo con pegatinas DEL sindicato y banderitas. Y ya está ya tenemos nuestro sindicalismo walkin dead.

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Nota: Os aseguro que me ha costado mucho mucho escribir esta receta, soy un afiliado a un sindicato mayoritario y me produce una tremenda pena ,y muchísima rabia la situación que estamos viviendo. Vamos de culo, cuestabajo y sin frenos, y la cúpula no se da cuenta de que por este camino vamos al desastre. Vamos al desastre por una sencilla razón, porque en mitad de esta crisis los trabajadores y trabajadoras debemos organizarnos, y los sindicatos son la herramienta para hacerlo. No obstante  organizarse para intentar pactar con quien no quiere ,ni necesita pactar, es tontería, organizarse para dar paseos por las calles es tontería, organizarse para seguir haciendo lo mismo que llevamos haciendo desde 2008 esperando un resultado distinto, es locura.

Actualizado 7 de Junio de 2013: Tras un par de sucesos que explicaré en un próximo post he pedido mi baja de ese sindicato mayoritario, esta receta era premonitoria.

 

Puré de guisantes militante

Ingredientes:

  • Unos militantes tiernecitos
  • Varias toneladas de carteles, panfletos y litros de cola
  • Un proceso de movilización constante
  • Una crisis de régimen
  • Un proceso asambleario interno

Ponemos a remojo de cola , panfletos y carteles a unos militantes preferiblemente tiernecitos. Se debe hacer mucho hincapié en su obligación a pegarlos y repartirlos todos, porque los militantes veteranos ya lo hicieron en su momento, por lo que ahora no tienen obligación de hacerlo.

Se inserta a los militantes en un contexto de movilización constante, dejando muy claro que las movilizaciones de los sindicatos mayoritarios son buenas (independientemente de su contenido, y de las decisiones que tomen a posteriori), y las de los nuevos actores políticos depende: si son masivas, podemos llevar nuestras banderas y tienen buena prensa están “bien”, y sino son antipolítica y no las apoyamos.

Sin interrumpir la movilización, en otra cazuela ponemos a cocer un proceso asambleario interno, si se puede iniciar simultáneamente dos o más procesos de niveles territoriales diferentes muchísimo mejor, que se pongan las pilas.  Presentamos varios documentos políticos y organizativos  para que se los lean y les prohibimos organizar reuniones de trabajo sobre ellos en sus propios espacios, que donde se debaten esas cosas es en las asambleas de los mayores.

Deja que esos militantes se cuezan en sus propias enmiendas, madrugones para ir a reuniones obviamente conspiradoras y destructivas, en sus  trasnochadas para curar la astenia (un síndrome que se han inventado solo para justificar sus orgías)  y sus contubernios  judeomásonicos transpirenaícos por el  guaasap ese. No te olvides de recordarles que donde hay que estar es en la calle cada vez que organicen un acto de debate o formación interna (después vete a presentar un libro al Ateneo).

Al llegar la asamblea ríñeles por el gran número de enmiendas presentadas, trata de agruparlas para que se voten en bloque, que  estos tiernecitos no nos van a tener aquí para  discutir todo el día y desprecia sus posicionamientos en cada debate.

Pasados unos meses busca un cargo público que se cague en las enmiendas que lograran aprobar y riñeles de nuevo cuando exijan que se cumplan los acuerdos.

Si terminado este proceso no tienes un buen puré de guistante de militante, es que te equivocaste al escogerlos, que o no son guisantes, o no son tiernecitos. Cuidado con intentar comértelos porque lo mismo se te atragantan.