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Barbacoa a la destituyente
Ingredientes:
- Un buen fuego de indignación, cabreo, y hastío
- Unos papeles, salidos de una organización que nada tiene que envidia a Alí Baba, el pirtata barba negra, o a los Barcksdale .
- Un buen manojo de chorizos.
- Algo de sentido del humor
- Memoria
Opcionales:
- Ensalada de twits canónigos
- Viva el vino
- Un conjunto de greatest hits
Ya es 18-J día del alzamiento militar contra la legal y legítima II República, día de la creación del quinto regimiento, y día en el que en el 586 A.C termina el sitio por parte de Nabucodonosor a Jerusalén.
Desde este blog como no podía ser de otra manera nos unimos a otros colegas del sector de la blogoalimentación a la hora de dar algunos consejos gastropolíticos.
Para nuestra barbacoa destituyente lo primero que necesitamos es un buen fuego, pero no un fuego cualquiera, necesitamos un fuego de indignación, cabreo y hastío ciudadano.
El problema de los fuegos es que suele costar bastante mantenerlos encendidos siempre y con la misma intensidad. Lo importante es no desesperar, gracias al estado actual del régimen tendremos muchas oportunidades de tratar de encontrar catalizadores y acelerantes para nuestro fuego. Para nuestra receta de hoy, utilizaremos los famosos papeles de Bárcenas que parece que pueden avivar ese fuego que necesitamos.
Una vez tenemos nuestro fuego bien preparado buscamos una parrilla de calles y empezamos a colocar nuestros chorizos:
Para esta ocasión hemos elegido los de marca “PP” , pero no se preocupen que seguro que habrá más. Estos chorizos (y chorizas) son grandes, hermosos, y bien lustrosos, producidos en las mejores factorías de chorizos como “Gurtel”, “Constructoras S.L” , Telefoniken”, o “Bankia” entre otras (aunque esta última fabrica chorizos para otras muchas marcas).
Nuestros chorizos se irán haciendo poco a poco en el fuego de nuestra parrilla y deberemos ir añadiendo algo del sentido del humor para que nuestra receta quede bien, y también algo de memoria porque en este caso no nos importa nada que una vez ingeridos repitan.
Para dar color a nuestra receta podemos añadirle una buena ensalada de twits canónigos comentando la procedencia o no de realizar esta receta y planteando distintos matices y alternativas. En esta cocina política creemos en la variedad.
Y no nos podemos olvidar que en una buena barbacoa no puede faltar un gran:
Por último podemos amenizar nuestra barbacoa con los Grandes éxitos de nuestros artistas favoritos desde Georgie Dan a cancioneros más tradicionales y que todavía a muchos nos emocionan.
Así que hoy, es un magnífico día para hacer una barbacoa a la destituyente, para luchar, para recordar y por encima de todo, para no desesperar si el resultado no es el que esperábamos, habrá sin duda más oportunidades.
Plaza en Llamas 09-05-213 (Educación, Ley Wert, Huelga educativa, Toque a Bankia)
Esta semana en La Plaza en Llamas hemos tertuliado sobre Educación y la sección Barra Libre. Nuestros tertulianos han sido Santos Chiches @SantosChiches, Gonzalo Caro @Gcaro31 y Omar Méndez @Omarmolle. José Alberto García @albert75GS se ha encargado de las redes sociales, Cristina Costa @ereide_ de la coordinación de plató y Ricard Arís de la presentación.
Buñuelos de gobierno
Ingredientes:
- Unas elecciones
- Uno o varios gobiernos
- Un régimen con sus instituciones
- Un programa electoral
Opcionales:
- Picadillo de promesa política
- Poder popular
Sazonamos con encuestas un programa electoral y lo dejamos a remojo en el marco de unas elecciones, preferiblemente generales. Iremos viendo como el efecto de las encuestas puede provocar algunos cambios en nuestro programa electoral, lo único con lo que tenemos que tener cuidado es de no pasarnos porque un exceso de encuestas puede hacer que la masa no cuaje nunca.
Una vez accedemos al gobierno horneamos nuestro programa en la realidad, dada la situación de crisis que vive nuestra sociedad, si ahora intentamos esta receta seguramente el horno se caliente a una velocidad tremenda, así que el truco está en la audacia y rapidez con la que seamos capaces de hacer esta receta, porque si tardamos demasiado es probable que se nos achicharren los buñuelos.
En este momento debemos decidir con que rellenamos nuestros buñuelos:
Podemos elegir dejarlos completamente vacíos, la receta quedará extremadamente sosa y además suele producir que el buñuelo quede muy duro por fuera contrastando con el vacío interior. Podemos tratar de adornar el exterior, pero seguramente no termine convenciendo ni a los más fanáticos de nuestra cocina política, y muy probablemente nadie quiera repetir nunca jamás nada que cocinemos.Esta variación de la receta la podríamos llamar “Buñuelos de Gobierno a la Zapatero”.
Podemos añadir picadillo de promesa política como relleno. Lo malo del picadillo, es que suele ser muy poco consistente y además es una receta algo tosca que no pega con los paladares exigentes que suelen degustar los buñuelos de gobierno. Por otro lado lleva muy mal largos periodos de tiempo expuestos al calor del horno de la realidad (lo que los más exigentes chefs llaman “un bluf” o “mucho lirili pero poco lerelele”). Esta variación de la receta la podríamos llamar “Bueñuelos de Gobierno a la Hollande”
El último relleno, y el que recomendamos encarecidamente desde esta humilde cocina es el del poder popular. Lo cierto es que este relleno merece una receta propia que pronto presentaremos, pero podemos adelantar que necesita de muchísimo trabajo y muchísimo cuidado en su elaboración. También podemos aportar algunas claves para prepararlo en esta intervención de Alberto Garzón. Esta variación de la receta la llamaríamos “Buñuelos Constituyentes”
Llegamos al final de receta, para probar si nuestros buñuelos son buenos cogeremos un mazo, el del régimen, y los golpearemos. Desde nuestra experiencia y conocimiento podemos afirmar que si el buñuelo está vacío al principio no se romperá pero terminará resquebrajándose y haciéndose migas, arruinando todos los adornos que pusimos. Si está relleno de picadillo muy posiblemente reviente y esparza su contenido por todos lados encabronando bastante a los comensales. Finalmente si lo hemos rellenado de poder popular, correctamente preparado, aguantará y será del gusto de los paladares más castigados por la crisis , tal y como ponen de relevancia algunos de los mejores críticos de gastronomía política en algunos países de América Latina.
Quiero terminar agradeciendo a Hugo Martinez Abarca su post de hoy porque ha servido de inspiración para esta receta
Sindicalismo a la walkingdead
Ingredientes
- Una transformacion de la estructura empresarial y productiva
- Una no transformación de la estructura sindical
- Un pacto social durante la burbuja económica
- Una crisis económica brutal y de confianza de los trabajadores
- 2 toneladas de pegatinas y banderas de EL sindicato.
Ponemos a macerar durante 30 años la estructura empresarial y productiva de un país, pasamos de un modelo de grandes empresas , algunas de ellas públicas, a un modelo de pequeñas y medianas empresas atomizadas y con muy pocos trabajadores.
Al mismo tiempo metemos la estructura sindical durante 30 años e un congelador. La temperatura adecuada son unos -10ºC para que se mantenga inalterable.
Ahora ponemos una burbuja económica en el horno y vamos añadiendo tacita a tacita un caldito de pacto social mientras los salarios de los trabajadores con contrato crezcan con el IPC o por encima del IPC . Condena algunos efectos adversos como la falta de acceso de la vivienda de la población, el fracaso escolar el deterioro orquestado del sistema público de educación, la mierda de modelo productivo, la precariedad laboral juvenil… Pero oye no dejes de echar tacitas de caldo de pacto social.
Al reventar la burbuja económica dentro del horno, el caldito de pacto social saldrá disparado para todos lados y dejará hecho todo unos zorros. No te preocupes, es señal que la receta va bien. Sazona todo con unas convocatorias de huelga general, pero tampoco te sobres , que entonces la receta se puede ir al carajo, y entre medias echa una taza gorda de pacto social (la marca pensionazo funciona muy bien).
Recoge todo el caldito de pacto social desparramado. que habiéndolo dejado por ahí a su aire se habrá solidificado y transformado en una crisis de confianza de los trabajadores.
Ahora mételo todo en el congelador durante 1 año añadiendo un poco más de huelga general cada cierto tiempo. Si ves que te pasas echando huelga general, invita al presidente de la patronal o algún ministro del PP a tus congresos. Cuando te apetezca servirlo, decóralo todo con pegatinas DEL sindicato y banderitas. Y ya está ya tenemos nuestro sindicalismo walkin dead.
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Nota: Os aseguro que me ha costado mucho mucho escribir esta receta, soy un afiliado a un sindicato mayoritario y me produce una tremenda pena ,y muchísima rabia la situación que estamos viviendo. Vamos de culo, cuestabajo y sin frenos, y la cúpula no se da cuenta de que por este camino vamos al desastre. Vamos al desastre por una sencilla razón, porque en mitad de esta crisis los trabajadores y trabajadoras debemos organizarnos, y los sindicatos son la herramienta para hacerlo. No obstante organizarse para intentar pactar con quien no quiere ,ni necesita pactar, es tontería, organizarse para dar paseos por las calles es tontería, organizarse para seguir haciendo lo mismo que llevamos haciendo desde 2008 esperando un resultado distinto, es locura.
Actualizado 7 de Junio de 2013: Tras un par de sucesos que explicaré en un próximo post he pedido mi baja de ese sindicato mayoritario, esta receta era premonitoria.
El 15M, nuestra revuelta del gueto de Varsovia
Publicado originalmente el 3 de abril de 2013 en
En su imprescindible obra “Modernidad y Holocausto” el sociólogo Zygmunt Bauman dedica un capítulo completo a la colaboración de las víctimas, los judíos, en su propio exterminio. Durante toda ese capítulo desgrana y explica algunas afirmaciones terriblemente lúcidas entre las que destaca la siguiente “La cooperación con sus enemigos jurados y futuros asesinos tenía su grado de racionalidad. Los judíos, en consecuencia, se acostumbraron a las condiciones de sus opresores, les facilitaron la tarea y acarrearon su propia perdición aunque su actuación la guiara el propósito, racionalmente interpretado, de sobrevivir”.
La obra de Bauman, aun tratando sobre el horrible crimen que supone el Holocausto, intenta constantemente ofrecer conclusiones aplicables por completo a las sociedades modernas y así nos encontramos con reflexiones tan necesarias como que se debe cuestionar la racionalidad como medida única de la competencia organizativa. Esta conclusión es tan importante porque debemos tener en cuenta una cosa: esta crisis y su forma de gestión son totalmente racionales analizados bajo el paradigma burocrático creado durante los últimos 30 años. Un paradigma capitalista y, en concreto, neoliberal.
El propio Bauman plantea que se desconoce lo que habría podido suceder con el Holocausto si la desobediencia y la negativa a colaborar de los judíos hubiera sido generalizada, si la revuelta del Gueto de Varsovia no hubiera sido casi una excepción, algo tardía, a la regla.