Expectativas de futuro en educación y el esfuerzo

Leo una noticia hoy en público que me deja mal cuerpo:
Casi uno de cada cinco alumnos, sin expectativas de futuro
El comienzo del artículo es una colección de datos de los horribles resultados que ofrecen algunos alumnos, una dosis más de tremendismo mediático sobre que nos vamos a tomar por culo, a punto de cerrarlo encuentro dos frases que cito:

Otro de los factores más determinantes en los resultados de los estudiantes españoles es la expectativa académica que tiene cada alumno.

En cuanto al nivel socioeconómico, el informe afirma que el estudiante rodeado de personas con niveles educativos más altos alcanza mejores resultados, con diferencias de hasta 80 puntos.

Actualmente estoy preparando el marco de mi tesis doctoral cuyo título es el siguiente:
“Las políticas públicas de educación y empleo a través de las narrativas de las expectativas y necesidades de los jovenes españoles entre 15 y 24 años en los años 2006 y 2010.”
Con este nombre tan rimbobante me propongo estudiar a través de entrevistas a jóvenes que tenían entre 15 y 24 años entre los años 2006 y 2010 si perciben que los estudios y las políticas públicas de formación y de empleo les sirven para alcanzar alguna de sus expectativas o para satisfacer sus necesidades vitales. Sinceramente a raíz de una investigación en la que participé sobre el falso fenómeno “ni-ni” empecé a intuir que uno de los problemas con los jóvenes que abandonaban los estudios de forma temprana, o que fracasaban, es que sencillamente la escuela no tiene prácticamente ningún sentido para ellos y que de cierta manera su comportamiento está relacionado con las expectativas de futuro o de utilidad futura que tienen en relación a sus estudios.
Me preocupa mucho el hecho que se está ignorando, y es que la escuela sigue siendo hoy una fábrica de mano de obra para un modelo de producción que ya está caduco, ya no son necesarias personas que aprenden memorísticamente.
Me preocupa que la escuela hoy sigue siendo una institución de reproducción de la desigualdad social, a pesar de que cada vez más gente vamos a la universidad, nuestros títulos cada vez valen menos, y entonces hace falta hacer un master y luego ya no vale un master, tiene que ser un MBA y así hasta un infinito. Todo esto oculta que la escuela (como institución) reproduce la desigualdad social, y además categoriza y clasifica a la futura fuerza de trabajo.
Ante fenómenos así, no me extraña el escaso compromiso de los jóvenes con la educación:
De alguna manera muchos son capaces de intuir que tras esa aburrida, alienante e inútil carrera de obstáculos no les espera nada, porque no están conectados a las redes necesarias para obtener un empleo de calidad, porque su título por una universidad mediocre servirá para envolver el primer whoper que sirvan en el burger king y quizás porque además nadie les habrá enseñado a elaborar un pensamiento crítico, constructivo y emprendedor dejándoles a merced de su intuición y su instituto que además les indica a desarrollar estrategias cortoplacistas (como dejar los estudios a cambio de un trabajo en la construcción bien pagado), y a comportarse como “polizones” (viviendo en casa y aportando lo mínimo posible para después una vez emancipados olvidar a sus padres) porque si lo pensamos Si no sentimos compromiso de la sociedad con nuestro futuro, si todo tiene que ver con el libre mercado ¿Es lógico comprometerse con la sociedad? ¿O al menos a corto plazo es más lógico actuar como actuaron los jóvenes antes de la crisis?
Pero no, las noticias nunca empiezan así, quizás es porque no se lo han enseñado.
Salud!

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