El 15M, nuestra revuelta del gueto de Varsovia

Publicado originalmente el 3 de abril de 2013 en
En su imprescindible obra “Modernidad y Holocausto” el sociólogo Zygmunt Bauman dedica un capítulo completo a la colaboración de las víctimas, los judíos, en su propio exterminio. Durante toda ese capítulo desgrana y explica algunas afirmaciones terriblemente lúcidas entre las que destaca la siguiente “La cooperación con sus enemigos jurados y futuros asesinos tenía su grado de racionalidad. Los judíos, en consecuencia, se acostumbraron a las condiciones de sus opresores, les facilitaron la tarea y acarrearon su propia perdición aunque su actuación la guiara el propósito, racionalmente interpretado, de sobrevivir”.
La obra de Bauman, aun tratando sobre el horrible crimen que supone el Holocausto, intenta constantemente ofrecer conclusiones aplicables por completo a las sociedades modernas y así nos encontramos con reflexiones tan necesarias como que se debe cuestionar la racionalidad como medida única de la competencia organizativa. Esta conclusión es tan importante porque debemos tener en cuenta una cosa: esta crisis y su forma de gestión son totalmente racionales analizados bajo el paradigma burocrático creado durante los últimos 30 años. Un paradigma capitalista y, en concreto, neoliberal.
El propio Bauman plantea que se desconoce lo que habría podido suceder con el Holocausto si la desobediencia y la negativa a colaborar de los judíos hubiera sido generalizada, si la revuelta del Gueto de Varsovia no hubiera sido casi una excepción, algo tardía, a la regla.