January, 2016

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Salvo el poder todo es ilusión

(En Respuesta a mi compañera Lara Hernández)

Esperamos demasiado del apocalipsis, me decía un amigo hace muchos años, y creo que esta frase es perfectamente aplicable a los resultados del 20D. En política tener expectativas no es malo, al contrario, aspirar a ganar y a ganar bien, tener una ambición sana y colectiva de lograr nuestros objetivos, debe ser el motor de nuestra acción política.Los resultados del 20D muestran que esperábamos demasiado del 20D, pero al mismo tiempo, que no estábamos equivocados ni equivocadas al hacerlo. En lo que posiblemente no acertamos fue en la manera de hacerlo.

Mi compañera Lara Hernández escribe un artículo en Cuarto Poder ´El futuro se escribe en presente` analizando el escenario post 20D, con el que tengo algunas sanas y amigables discrepancias.

Lo primero de todo es que yo no parafrasearía a Gramsci, porque creo que su cita literal es más adecuada:

El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.

Aclarando la intencionalidad de mi cita, quienes nos creemos, en todas las formaciones políticas y no solo en Izquierda Unida que además de una crisis económica existe una crisis política y de régimendebemos analizar que este ciclo electoral muestra que el viejo bipartidismo se muere, pero que no lo hemos conseguido matar. Hoy PP y PSOE siguen siendo el primer y el segundo partido más votado en todo el Estado, siguen gobernando en la mayoría de las Comunidades Autónomas y tienen la capacidad, llegado el momento, de poner en jaque a los gobiernos de aquellas ciudades que juntos y juntas hemos conseguido ganar. En el claroscuro del que habla Gramsci, vivo preocupado por la fuerza, no electoral todavía, que van cobrando determinados movimientos de la extrema derecha y cómo algunos de sus elementos se filtran en el discurso de partidos como Ciudadanos. Explicaba Iñigo Errejón en un Fort Apache titulado “Extrema derecha:Surgen los monstruos” que el monstruo de la extrema derecha surge tras las derrotas de las alternativas planteadas por el movimiento obrero y cuando las fuerzas democráticas no son capaces de recuperar para la mayoría de la población cierta confianza en el futuro y restituir los lazos comunitarios. El escenario post 20D y el escenario de Cataluña no nos ha puesto todavía en situación de reconstruir los lazos comunitarios y plantear un sólido nuevo proyecto de país.

Continúa el artículo con un análisis de los resultados electorales en términos cuantitativosy coincido con el artículo en que el resultado es malo , pero echo en falta ciertas claves:

Primero, que no es IU quien dice finalmente no a Podemos en las Generales.Todos y todas podemos recordar los distintos cruces de declaraciones en el mes de agosto y el no definitivo de Podemos a llegar a un acuerdo en términos similares a Galicia, eso sí, con gran interés porque Alberto Garzón se integrara en sus listas. Esta posición es totalmente legítima, pero es importante tenerla en cuenta a la hora de hacer nuestros análisis. No parece que hubiera sobre la mesa un acuerdo en términos similares al de Galicia, pero que englobara al conjunto de los compañeros y compañeras de todo el Estado sin que nadie corriera el riesgo de quedarse tirado/a en la gasolinera.

Por otro lado coincido en las reflexiones de que es necesario estudiar el proceso de “En Marea”,como un elemento para obtener aprendizajes de cara al futuro. Es importante recordar que los magníficos resultados de “En Marea” se cimentan en un trabajo previo: la coalición AGE que se presentó a las elecciones autonómicas y que agrupaba a Anova y a Esqueda Unida, que continuó, incorporando a Podemos en las elecciones municipales creando “las mareas” y que culminó un acuerdo para las generales. Tal vez si para las elecciones municipales y autonómicas hubiéramos estado todas a la altura, hubiéramos conseguido aquello que tanto teorizaba Hugo Martínez Abarca: lograr un nuevo 14 de abril. La responsabilidad de que esto no fuera posible, nuevamente es compartida.

Respecto a la apreciación sobre el bloque social y político la comparto. Fue una propuesta de gran audacia aprobada en la X Asamblea que la dirección o no supo, o no quiso poner en marcha. Aun así no he conseguido encontrar la cita que expone en el documento enlazado en el artículo y sí he encontrado por contra esta:

Frecuentemente se identifica este instrumento político unitario con una entidad orgánica y se supone que el objetivo fundamental es que IU llegue a acuerdos con el mayor número posible de organizaciones estatales o de ámbitos territoriales específicos. Planteado así, es un error. Siendo los acuerdos unitarios extraordinariamente importantes, el proyecto de un Bloque Social y Político alternativo en la política española, no surgirá mecánicamente del acuerdo entre IU y un conjunto de siglas más o menos relevantes en el terreno de la representación política. Del mismo modo, conseguir el acuerdo o la alianza formal con organizaciones sociales de diverso tipo es un elemento importante, pero que no determinará el éxito en la consecución de este proyecto unitario y ganador que se persigue.  (Página 36, punto 175)

Honestamente, creo que los documentos de la X Asamblea iban mucho más allá de construir frentes electorales unitarios. Planteaban que el bloque social y político debía de ser algo que trabajara desde la base y desde la movilización (que ha sufrido un brutal reflujo tras las elecciones europeas) y que no sustenta la, por otro lado, muy legítima propuesta del artículo. El bloque social y político debe ser otra cosa, debe ser un bloque de poder que dé la batalla en todos los frentes. En el institucional, pero también en la movilización, en la cultura, en la comunicación y en la vida cotidiana. Que dé la batalla por construir no tanto hegemonía, sino contrahegemonía. En este sentido, me parece crucial recordar las marchas de la dignidad del 22M como otra experiencia fundamental a analizar de cara al futuro.

Coincido con el artículo también en que el momento político actual nos exige que los pasos que demos no nos limiten a la idea de refundar IU, sino construir un nuevo sujeto político para la izquierda. A la hora de constuir ese sujeto político nuevo debemos tener muy claros cuáles son los principios que guíen el proceso. Hago mías reflexiones como las de Alberto Garzón, Victor Alonso Rocafort , Begoña Marugán o la misma Ada Colau, citada en el artículo. Debemos ser capaces de desencadenar un proceso que no busque una suma mecánica que tenga como objetivo último la consecución del poder instucional, sino de crear un elemento superador y aglutinador que al mismo tiempo permita conciliar diversas identidadesy diversos análisis. Que permita recuperar y sostener (aunque vengan nuevas elecciones) la movilización en la calle, que sea capaz de no ser un mero gestor de la miseria y que de pie a afrontar con solvencia debates de gran calado como la necesidad de un nuevo modelo productivo que incluya elementos que trasciendan el modelo desarrollista y productivista o que hacemos con esta Unión Europea y con este euro.

Termino esta respuesta con la reflexión que da título a este artículo,: salvo el poder todo es ilusión. Todavía no tenemos el poder (si es que se puede tener). Todavía ese sujeto político que está en gestación no tiene plena capacidad para ejercerlo, pero más importante que tener y que ejercer el poder es el ¿Para qué?