#12M15M Sigue siendo necesario ejercer el poder
“Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza” A. Gramsci
Hace casi un año escribía una reflexión sobre la necesidad de que el movimiento 15M se plantease seriamente la necesidad de ejercer el poder y trascendiera más allá de la reivindicación programática y la simple protesta. El riesgo de no hacerlo era que pasadas las elecciones que es el momento de vulnerabilidad al que se someten las élites partidarias, la oleada de recortes sociales,privatizaciones y represión se recrudecieran. Creo que no era un miedo infundado.
Ayer leía un post de un gran descubrimiento que ha sido Ricard Aris , donde justamente pareciera que el movimiento 15M y sus integrantes no tuvieran/tuviéramos* la obligación de buscar soluciones e incluso llegado el momento acumular el poder necesario para ponerlas en marcha. Especial descauerdo me genera esta frase:
“Sentarse en el suelo levantando las manos y gritar “estas son nuestras armas” hasta que los políticos se quieran dar cuenta de que no nos vamos a ir, por muchas cargas policiales que se produzcan contra menores en los colegios o en las plazas contra iaioflautas.”
Lo primero es que me genera rechazo porque yo no estoy dispuesto a regalarle a la élite la palabra política. La política es la base de nuestra vida social, y el movimiento 15M también hace política y debe seguir haciendo política. “Política”, al igual que nuestras plazas es una palabra que debemos reconquistar y volver a dotarla de significado, y arrancarla de esas concepciones tan pobres que solo entienden que se hace política en las instituciones y en las cúpulas de los partidos. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de volver a convertirnos en idiotas (en el sentido que le daba Aristoteles).
Lo segundo es el sentido táctico de las movilizaciones. Es un error considerar que las manifestaciones son un fin en sí mismo. Las manifestaciones, son el equivalente al momento en el que los generales hacían formar a sus tropas frente al otro como una manera de mostrar su capacidad frente al enemigo, si después no hay voluntad de ir a la batalla, o no hay plan de batalla, de poco servirá. Otra de las funciones que tienen las manifestaciones es la del reafirmamiento colectivo al encontrarse miles de individuos en un mismo lugar, por un mismo motivo, y bajo unas señas comunes. De ser un éxito se refuerza tanto la propia identidad colectiva, como la sensación de capacidad que el individuo tiene al pertenecer al colectivo. Si después con esa capacidad no se hace nada, el efecto de estas manifestaciones lejos de ser transformador, se convierte en sedante, y en un derroche. Es ahí donde nace las reivindicaciones de hacer más hacia el 15M, si no se va más allá, se está derrochando una capacidad preciosa, necesaria para hacer frente a lo que se nos viene encima, y para generar la alternativa.
*La columna Noroeste a su paso por el Senado en manifestación del 19J
Hasta el momento el 15M ha tenido una gran capacidad de conmover y agitar, ha logrado instruir a muchas personas y se ha convertido en una “escuela de militancia” pero ahora, sin cagarla y sin provocar heridas, para que nos entendamos ,sin producir un DRYgate (que no me parecen para nada mal sus fines, sino sus formas), es, en mi opinión, el momento de organizarse.
Es el momento de organizarse, y ejercer el poder:
Iniciativas como la PAH (prexistente al 15M pero que ha tenido una relación treméndamente simbiótica con el movimiento), la oficina precaria, la creación de medios alternativos como el Madrid 15M o AgoraSol, la puesta en marcha de centros sociales, las acciones desobedientes de los yayoflautas, o la participación de muchas asambleas en la anterior huelga general junto al sindicalismo de clase son ejemplos de algo que es mucho más potente a la larga que una macromanifestación + acampada, que además corre el riesgo de convertirse en folclore, una vez las instituciones se den cuenta que pueden permitirla “dentro de unos límites” y reprimirla cuando real o imaginariamente se superen.
Actualización 14:11 – Este Artículo de “El Pais” ilustra muy bien las iniciativas hacia las que se deben enfocar las energías ”
Y es de verdad el momento de organizarse porque lo que se nos viene encima, no tiene que ver con lo que la lucha había sido hasta ahora (y que partidos de izquierda transformadora y sindicalismo de clase tampoco fuimos capaces de ver, y en muchos casos tampoco lo están viendo nuestros dirigentes):
Esto ya no es el clásico partido de futbol americano donde los partidarios de la igualdad y los partidarios de la desigualdad en nombre de la “libertad individual” (la clásica lucha izquierda-derecha), o los de arriba contra los de abajo (la lucha de clases), confrontábamos y avanzábamos más o menos la línea. Estamos, como dice una querida y muy fraternal rival, ante un cambio en las reglas fundamentales, ante un cambio de deporte incluso, estamos ante la posibilidad de un neofeudalismo. Y volviendo al gran Antonio Gramsci:
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos “
Y es que los monstruos, compañeros y compañeras, de momento, nos están ganando la partida.
*Por honestidad diré que aun apoyando el movimiento todavía no sé si me siento miembro de él, o sólo alguien que lo apoya con mucha fuerza y participa eventualmente.