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Niños no

Aquí estoy yo mandando un mensaje anti niños el día de los Reyes Magos. Ese soy yo.

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El origen de esta tira es una mezcla de un monologo que la gente parece adorar (también es fruto de conversaciones de twitter, ahem @yonosoyrara). Tener niños. Ser padres o madres de vástagos inaguantables. Monologo, porque la gente habla y yo prefiero pasar. Y ojo, me encanta el conflicto basado en un debate. No lo niego. En numerosas ocasiones mi opinión en un dialogo se basa en el punto opuesto a los participantes de la misma. Una vez localizo esa columna de discrepancia, me apoyo en ella cómodamente y empiezo a echar leña a la hoguera. Encender opiniones y verificar si son capaces de defenderlas.  Ver arder el mundo es un sentimiento tan bello.

Otra cosa son los temas en los que realmente sí que tengo una juicio definido. Al menos, uno que quiera manifestar. Como todo el mundo tengo una opinión. Por ello me reservo para compartirla con la gente que me importe de verdad. También con la gente que me molesta en exceso. El odio y el amor son así, dos sentimiento a tener en cuenta seriamente.

En un mundo que ya sobrepasa la sobrepoblación. En un mundo en el que por fin existen tantas opciones para disfrutar y viajar. En uno, en el que somos conscientes de que la vida es la que hay. En uno en el que mueres y a tomar por culo (Si, también ateo, pero eso es otra fiesta diferente). En un mundo así. En uno en el que cuando dices que no quieres tener niños la gente se echa las manos a la cabeza. En uno en el que tengo que discutir porque tratan de infligirme la opinión contraria.

No con ello quiero decir que la gente tenga que pensar igual que yo. Lo que quiero decir es que no tengo que pensar como los que me dicen «Deberías probar». Joder, ya esa frase me parece la mayor de las imprudencias. ¿Probar a tener un hijo? Y si no me gusta, ¿qué hago con los treinta años siguientes? Soy sencillo con lo que sé que no me gusta. En experimentos anteriores he probado en ir contra de mis instintos aconsejado a la aventura. Y el sentido común siempre se impuso al final.

Y no es miedo. Simplemente no quiero (ya tengo un pato)

Efectivamente, puedes considerar que estoy compartiendo una opinión sin buscar el conflicto. Es que a los cinco fanes que tengo se os aprecia.

Un saludo y feliz año

Update de las 21:00 horas: Nuevo vídeo del Dark Souls en DosMuertesPorMinuto. Aviso navegantes, contiene un gran contenido de lenguaje soez y patos

 

Pulso a la puntualidad

Soy un tío impuntual. Por decisión propia.  Creo que la puntualidad es una moda efímera. Una que tiene las horas contadas. Incluso los minutos. Es la única moda que lleva midiendo su duración desde que existe. La historia escrita del ser humano se remonta a unos 50.000 años. Si los relojes existen desde el siglo XIV, ¿a qué viene la prisa de los últimos seiscientos años? 1*

El tiempo no es de fiar. Cuántas veces los mismos diez minutos se han pasado volando o han durado una eternidad. A cuántos viernes de duración equivale un lunes. Qué es eso de que los años pasan volando. El tiempo es tan perjudicial que incluso su tándem con el espacio se ve afectado.

– Papa. ¿Falta mucho?

– Llegamos en cinco minutos.

– ¿Está muy lejos?

– Que va. Está aquí al lado.

Reconocedlo. En este dialogo habéis visto reflejadas las dos mentiras más grandes de vuestra infancia.

Llegar a tiempo requiere de una sincronización de casi carácter olímpico. Hay gente que elabora mentalmente un mapa de las horas a las cuales van a ir llegado todos. Ellos en su cabeza no ven nombres. Ven a la gente como relojes fuera de hora: «Ese de ahí es cinco minutos tarde. Ese, media hora tarde. El de allí es «Ya estoy llegando«. Esta es la gente que toma las decisiones como organizadores cuando ya se ha decidido el dónde. Ellos quieren decidir el cuándo. Para ello experimentan. Te dicen que llegues a las siete y diez. A otro le dicen que a menos cuarto. A un tercero a en punto. Parece algo muy inteligente si pensamos en condiciones ideales. Que la gente de un mismo grupo  no tiene la costumbre de olvidar a qué hora se había quedado. Por ello preguntan. Se desvela el pastel. Peor. Se pondrán a pensar que los demás van a llegar tarde y que mejor se pasarán luego. Al final todo el mundo aparecere a la hora que ellos crean que van a estar los demás más la suma de correspondientes retardos. Con grupos suficientemente grandes se ha dado el caso de quedar un viernes a las tres, y reportarse que aún seguía llegando gente el domingo.

Hora llegada = max (HoraIndividual)+Retraso 2*

Mis amigos cambiaban las horas a las que quedábamos para coordinar las llegadas. Yo ajustaba mi hora de llegada en función de cómo imaginaba que había sido calculada para mí. La impuntualidad cumple una labor social en los grupos de amigos. La espera escalona las críticas de los que aún van a venir. Sus trapos sucios. Las cosas de las que te has enterado que los demás aún no saben y puedes contar porque fulanito llega tarde. Ello llena la noche de miradas y coñas privadas fruto de las conversaciones sucedidas por el orden la llegada. Esas veces que miramos a los demás extrañados porque sonríen con frases inacabadas  y no puedes participar. No sabes si eres o no el protagonista. Sed listos y no lleguéis el último. Si lo hacéis solo observas. No participas. Ese es el castigo.

Dicen que la cortesía permisible suele ser un máximo de media hora. Con mucha gente podéis forzar el reloj mucho más allá de esos treinta minutos. Es un divertido juego en el que hay poco que perder. Si sois la parte afectada la experiencia dice que la mejor forma de evitarlo es quedar en un lugar dónde uno pueda estar esperar sentado. Preferiblemente tomando algo. Si queréis que la gente llegue antes sólo sugerid con anterioridad que el último paga. Esa premisa ha hecho más por la hora de llegada en el mundo que mil estrategias absurdas y millones de relojes. El consejo es gratis. De nada.

1* Supongamos los últimos trescientos. Los primeros relojes era aparatos enormes. El equivalente de pulsera de entonces sería como que te atases  a una viga de tu casa y dijeses «Mira mama, soy un caracol. Llevo mi casa conmigo». Un progenitor con un amor normal a su vástago respondería educadamente «No. Tú lo que eres es gilipollas».

2*Poner una formula ayuda a que la gente te crea el 93% de la veces 3*

3*Un porcentaje también, sin pensar si es cierto o no

 

Más allá

Muchas veces la escritura de este pequeño texto es quizás más difícil que el dibujar la tira en sí. Ya es peor si sabes que quieres dibujar, pero no sabes sobre qué. Es como una de esas veces en las que vas a la cocina y abres la nevera otra vez. A veces los seres humanos tenemos la esperanza de que los frigoríficos cambien de opinión sobre su contenido. Da igual que lo hayas comprobado al menos ya cinco veces en la última hora. Aunque conozcas hechos tales como que te bebiste la última cocacola, y en esa casa sólo tú haces la compra.

Tengo una amiga, vamos a llamarla Srta Mint, cuyo don es matar gente. No es un trabajo fácil. A veces requiere un empujón por las escaleras. Un empujón en un paso de cebra. Un empujón por una ventana. Como veis ella se ha especializado en muerte por empujón. No es una modalidad sencilla, y no siempre la victima colabora. Cuando alguien se especializa tanto en la muerte se hace preguntas. Como cuando alguien trabaja mucho tiempo sirviendo hamburguesas en el McDonalls. Acaba interesándose por la vida de las ratas que sirve. Esto es igual.

Srta Mint me plantea como hipótesis si hay más allá. Que si en el «más allá» llueve. Que suponiendo que haya más allá, si vas lejos si eso el «Más allá de allá» y si vuelves si es el «Más acá del más allá». Yo le respondo como puedo. He viajado poco. Lo más cerca de morirme que he estado fue un ridículo espantoso que hice una vez y cuando pensé que podía hacer un largo buceando en la olímpica. Ambas experiencias igual de traumáticas. Así que todo son invenciones que digo con firmeza. Cuando dudéis, hacedlo con solidez. En estos días, si no lo pueden comprobar con la wikipedia en el momento habrás ganado unos minutos para defender cualquier argumento por muy falso que sea. Otra forma de ganar tiempo es decir que lo has leído por ahí. Puedes citar como fuentes autores que suenen a alemán o a polaco. Doy por sentado que te los tendrás que inventar. Ahí ya casi has ganado porque la excusa de «No se deletrearlo, pero si sé cómo suena» funciona 4 de cada 5 veces.

Básicamente, sin saberlo, la Srta Mint me ha regalado esta tira. Como soy muy educado aprovecho para saludar y para alejarme de cualquier sitio desde el cual me pueda empujar cuando lo descubra.

PD: El Más Allá de los lectores de Crepúsculo es una suerte de infierno repleto de pederastas de doscientos años que brillan a la luz del sol y dicen «No me mires, soy un monstruo»