Archive for abril, 2012

Gluten y Apalabrados

Me habrán quitado el gluten, pero me han regalado un tema de conversación.

Soy celiaco. Eso no me hace mejor que el resto de la población mundial. No existen grupos de autoayuda en los cuales nos reunamos y hablemos de ello. No tenemos un saludo secreto que significa «Aquellos sabores que están más allá de nuestro mal«. Bueno. Esto último sí.

Celiaquía. Si cargas con algo de por vida por lo menos hace que suene bien. Si alguien te dice «Soy intolerante al huevo» o «Soy intolerante a la lactosa» la conversación no va a dar de mucho. No puedes comer huevo. No puedes tomar leche. Punto y final. Tú en cambio dices «Soy celiaco» y tienes confundido al personal.

-Soy celiaco.

-Vaya putada.

-Si me lio con una Celia algún día puedo morir.

<Silencio>

-¿Me pasas el pan?, celiaco de mierda.

No todo es incertidumbre. La gente empatiza con la celiaquía. Se identifican de forma mental y afectiva con tu problema ya que ellos no lo sufren. Pero el desconocimiento conduce a pasillos muy cerrados de conversación. Para entendernos. Después de decir que eres celiaco es AUTOMATICO que en los próximos minutos de conversación alguien use una de las siguientes frases. O ambas.

1. Menos mal que tienes el Mercadona

2. ¿ Y qué es lo que no puedes comer?

Lo del Mercadona es inevitable. Forma parte del imaginario nacional. Es una leyenda urbana. El equivalente al perro de Ricky Martin con la niña de la mermelada. La gente no puede contener el deseo de comentarte que el tío del Mercadona tiene un hijo celiaco. Una hija celiaca. Su sobrino es celiaco. Su perro es celiaco. Es un puto clan de la intolerancia al gluten. Tu escuchas. Con estoicismo. Como esas historias que viene una y otra vez. Oyes con cariño porque ves que el rumor crece. Se hace mayor. A ti te queda claro que el Señor Mercadona está concienciado superlativo. Que no se trata de la publicidad que le hacéis gratis cuando alguien os menciona que es un impedido de la harina. Tampoco tiene que ver con el precio con el que me las cobra. El icono de la espiga tachada es el cocodrilo de Lacoste de los celiacos.

Respecto a al punto de lo que no puedo comer. Yo sigo una regla básica y elemental. Si es apetecible y tiene un aspecto cojonudo seguro que está más allá de mis posibilidades. ¿Un bizcocho? Gluten. ¿Tarta? Doble Gluten. ¿Tostada con el desayuno? TriGluten. ¿Todas esas cosas que no te gustaban antes pero que ahora te han prohibido? InfinitiGluten. Pide carne, me dicen. El cocinero añade una salsa que por supuesto contiene gluten. El gluten mantiene a los celiacos en su lugar. Y si no están las trazas. Son como los matones del gluten. Están ahí para partirte las piernas si no sabes cuál es tu lugar en el sabor.

Esto solo es un atisbo de lo mucho que puedo decir. Un día escribiré como me han tratado como un enfermo en el VIPS. Como he gastado años de mi vida aprendiendo nombres y sabores de cerveza para no poder volverlas a tomar. Como mis  amigos celebraron con birras y bocadillos la noticia de mi intolerancia o como una chica escogió un restaurante vegetariano por hacerme un favor y no conseguí hacerle entender que el gluten no crece en los filetes.

Pero no sufro. Los celiacos jamás picamos del postre de la gente a la que invitamos a cenar. Y eso ya nos hace muy populares.

 

PS: Mi texto sobre la misantropía está ahí. Mirándoos a los ojos.

Una droga

Café Apex

El humor no es una enorme tarta de la que uno decide servirse. El humor está ahí. Te mira a los ojos. Se ríe de ti. Tú le preguntas «¿Qué es tan gracioso?» y no responde. A veces tratas de escribir sin más. Recorrer las  líneas de distancia que te separan de un texto que quieres escribir. Queridos cinco fans. Este es uno de esos textos vacios que llenan la nada.

Dentro de poco se acerca mi cumpleaños. Si os ponéis a pensarlo es una estupidez. Celebro que la tierra da una vuelta más alrededor del sol el día de mi nacimiento. Al final las vidas y los discos de vinilo tienen mucho en común. No le encontramos sentido a lo que suena a determinadas vueltas por minuto. No sabemos a cuantas revoluciones por vida funcionamos. El sonido solo es ruido. Cada año sumamos uno más pensando que el siguiente hará quizás que la melodía sea más ágil. Más suave. Menos ignota. El disco gira más rápido. Y un día se acaba.

Quizás esa sea la explicación. Cuando el disco de tu vida tiene pocas vueltas suena torpe. Cuando tiene demasiadas, cómico. La gente ríe. Con esa risa que te omite. ¿Qué canción seré? ¿Qué sonido era?. Y así una vida. Vuelta tras vuelta, y gracias por los regalos.

No sé mucho de la vida. Tengo una como todos. Quiero creer que la dirijo a lugares que jamás alcanzo. Que me paso cada instante de ella buscando un lugar tranquilo. Que cuando llego a él salgo del mismo porque no hay apenas gente. Frustración. Vacio. Ahora lo entiendo todo.

Pero entender no arregla las cosas. El tocadiscos gira. La tierra sigue sumando estropeadas vueltas. Dentro de dos semanas cumplo una más. Y sigo sin encontrar un ancla para frenar.

Café Apex

Es de informática.

Por la naturaleza de internet, la red está plagada de textos relacionados con gente que trabaja como informático. De hecho, es irónico que se diga “la naturaleza de” cuando se habla de algo artificial. Llevo usando un ordenador tanto tiempo que no lo mido por años. Lo hago por dioptrías. Si alguna vez hacen el corte hístico de mi ojo será como leer los anillos de un árbol. Me imagino a un cirujano asomado a mi humor vítreo ¹* leyendo las diferentes etapas de mi vida.

 

– Mira, ahí es de cuando las resoluciones eran de 640×480. ²*

– ¿Y toda esa zona dañada alrededor de los quince años?

– Ah, eso. El porno codificado del Plus.

 

Los departamentos de informática a lo largo del globo sufrimos de un mismo mal. Somos los pringados que arreglan las cosas. Infinita empatía mecánica a costa de nula vida social. Este estigma no se hereda en el trabajo, vienes con él de nacimiento. ³* Las solicitudes de trabajo para este tipo de puestos son siempre iguales. Recursos Humanos te convoca. Te hacen las preguntas sobre expectativas laborales. Sueldo. Experiencia. Mientras, sigilosamente, hacen clic en algún sitio de la pantalla diciendo a la vez «Vaya, otra vez el Excel me hace cosas«. En ese momento empieza la autentica entrevista. Tengo amigos que han acabado configurando Blackberrys, desfragmentando discos duros y arreglando el iTunes. Depende de si es una multinacional, de la competencia que haya y lo rápido que quieras empezar a convertirte en el acosador de la chica de Recursos Humanos. A veces hasta piratear la Wii.

 

Aún así los departamentos de informática tratan de crear una estructura para sentirnos distintos. Una ilusión, como el agua de sabores. Puedes tener en una misma planta a Helpdesk, Desarrollo, Hardware, Infraestructura... hacer incluso niveles de responsabilidad: “Primer nivel, Segundo, Tercero sin Ascensor…”. No sirve de nada ⁴*. La gente sigue diciendo «Informática» mientras señala a nuestro pequeño microcosmos. Hay un dicho común entre nosotros: Pobre del que esté en el camino del dedo apuntador.”

 

Funcionamos por asociación. Si cuando llegas al bus ya hay tres personas en fila, te pones detrás. Si ves que hay bulto, pues al bulto. Ese el proceso relacional  que sigue la gente cuando pide cosas a un informático.

 

– Toma, ¿puedes arreglarlo?

– Es un tostador.

– Si, ya lo veo. ¿Puedes arreglarlo?

– Ehm. Soy informático. No electricista.

– No entiendo. Tiene un cable. Mira.

(Coge el cable, sosteniéndolo frente a tu cara como si él que no lo entendiese fuese tú)

 

Esta historia ha dado lugar a montones de variantes. Nos las pasamos los unos a otros como herencia. La del señor que cuando le dices por teléfono que cierre la ventana del navegador te pregunta si esa es la del salón o la del dormitorio. La del tipo que te dice que el posavasos funciona mal porque se mete al cabo de un rato. La de la señora que te devuelve el acelerador porque es muy pequeño y trae un ratón. La del tipo que le pides un pantallazo y hace una foto con el móvil al monitor ⁵*

 

Sigamos escaqueándonos del sentido común al grito “Yo es que no valgo para la informática”. Es el nuevo “Es que es mi primer día”. Y si no, tiempo al tiempo.

 

¹*: El humor vítreo sufrió una de las primeras asignaciones laborales inadecuadas. Inicialmente esperaba ocupar algún tipo de lugar importante como el humor negro o el verde. Al final acabó en una de esas entrevistas de dinámica en grupo junto con el humor blanco. Adivinad quién se quedó con el puesto. Más tarde le surgió un puesto temporal en el ojo mientras buscaba algo de lo suyo. Ahí sigue. Como esos ingenieros industriales que te sirven cafés y que te los tiran encima por accidente con un preciso ángulo de 32º en caída parabólica. Rango de temperatura entre 65 a 72 grados Celsius.

 

²*Todo el mundo sabe de resoluciones. O eso creo yo cuando os oigo hablar de vuestros iPhones con pantallas Truemotherfucker a prueba de babas de hipster y de dedos llenos de muffin del Starbucks

 

³* El proceso es sencillo. Los padres de uno compraban un video. Si sabías programarlo te regalaban el ordenador. Si no, un balón de futbol.

 

⁴* Para demostrarlo, un verano añadimos la figura de titulo, aparte de grupo y nivel. Yo era Mariscal de Primer Nivel de IT y un amigo Barón Segundo de Infraestructura. Figuraba en la firma de los correos corporativos que enviábamos. La coña duró un mes.

 

⁵*Todas verídicas. En esta última llegamos a la conclusión de que podía haber sido peor. Que se podría haber presentado el susodicho y habernos golpeado con la pantalla en la cara tal y como se lo habíamos pedido. En ese caso a ver quién se sacrifica para decirle que no tiene razón mientras los demás corren ⁶*

 

⁶* Yo no.

No es infomática