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Abril 29, 2010

Cadáver Exquisito. Historia de la Rata crespuscular

He aquí el resultado del primer Cadáver Exquisito de este blog. Para los que no lo sepan, un cadáver exquisito es una historia escrita entre muchos. Un juego en el que sólo ves lo que ha escrito el ultimo. Así puede salir cualquier cosa.

Se abre la veda del Cadáver Exquisito II. Así que ya sabéis, uníos y colaborad!

http://www.bloj.net/entrari/cadaver/

Historia de la Rata crespuscular

Como un héroe crepuscular, la rata se lanzó al vacío, esperando emular a su pariente el murciélago. Cuando empezó a caer se dio cuenta de que se había dejado el paracaídas en la casa de su prima la ratita presumida, así que decidió que lo primero que haría cuando saliera del hospital (en el que estaría al menos tres semanas por el porrazo que se llevaría en la caída) sería...”I want churrasco”.
Y con ese pensamiento siguió adelante hacía su casa. Harto ya de tantas tonterías. Se encontró entonces con una almáciga
"Coño, ¿y esto qué hace aquí?" Se preguntó. Luego cayó en la cuenta de que no sabía lo que era una almáciga, pero como eso le era indiferente, fue corriendo porque ya era tarde y perdía el autobús. Estaba claro que no quería volver a encóstraselo de nuevo. Y tenía sus motivos, ya que la última vez que se habían encontrado, él casi la desintegra con una pistola de neutrones. Menos mal que en aquella ocasión desplegó unos movimientos dignos de Hermes y esquivó el disparo para después dedicarle, con una carcajada:

- "Veo que te alegras tanto de verme como yo de verte a ti, pero así de cruel es la vida"

Pero una vida de excesos calóricos decidió pasar factura en este momento. El bypass que no había podido pagarse le hubiera salvado la vida, pero... delicadamente, el ateroma taponó el ya estrecho conducto, endurecido por la nicotina. Gracias al cielo que había leído ese mail que circulaba por la red, que le avisaba de que si notaba un dolor en el pecho, lo mejor era toser con fuerza... y eso hizo cuando notó que algo le presionaba el pecho.

Eso le salvó la vida.

Pero lo olvidaría pronto. Como otras tantas veces. Y lo sabía. Llevaba una libreta consigo a la que arrancaba un trozo de página cada vez que debía recordar algo así para la próxima vez. Veintiséis páginas rotas. Y estaba seguro que habría una veintisiete
Entonces ya no le quedaron páginas para recordar nada. Puesto que necesitaba la libreta para recordar que debía conseguir otra. De repente se encontró sin libreta y finalmente sin recuerdos.
siempre y cuando no se le olvidara para que llevaba un cuaderno con aquellas raras hojas arrancadas.

¿Qué pasa a continuación? ¡Y una aceituna! Sin duda lo más emocionante que puede pasarte. Y no se trataba de una cualquiera. Ni mucho menos, ¿qué pensaría su madre si lo viera con una cualquiera? No, no, no. No era una cualquiera.

Así que se montaron en el coche y fueron hacia su piso. Una vez allí, entraron en el descansillo. Y allí los estaba esperando. Era él, aquel extraño hombre al que siempre habían deseado conocer, pero su mirada guardaba algo, una extraña sensación de vacío e incertidumbre que les hacia sentir incomodidad. Y puede que fuese por la sensación de recordarle. No de una forma consciente, sino por esa sensación similar a un ruido que queda en un rincón de tu mente. Como un ris ris de que algo no va bien.

Miró arriba. Buscó en sus bolsillos. Pidió fuego a una de las personas que le acompañaban y echó a volar. Su destino era una de las islas de vacaciones dónde había ido de pequeño.Quería ver de nuevo la playa. Llenarse el bañador de arena y quemarse con el sol por no usar protector. Y dentro de veinte años, un melanoma que por descuido acabaría metastasizando y acabando con su vida en tres meses.

¡Pero qué tres meses! Recorrió los Estados Unidos, la India, Japón, y en su viaje a la luna decidió escaparse en el vehículo lunar de emergencia en línea recta al Sol. Si iba a morir, moriría a lo grande.
Antes de poner el motor a toda potencia se llevó consigo todos sus enseres más queridos. Un lápiz, un sacapuntas, una libreta, su cepillo de dientes, un MP3 con toda la música que le gustaba y dos libros. Fuera lastre. No hay vuelta atrás en el último viaje de su vida.
Ni siquiera llevaba calzoncillos limpios en el hatillo ¿para qué? Ni dinero para gasolina... y eso sí fue un fallo, porque a sólo 15 Km. de allí mismo, tuvo que seguir a pie. Y es que nunca fue muy listo.
Y es que recorrer a pie el camino que hay desde, más o menos, la estratosfera de la Tierra, hasta el Sol, la verdad sea dicha, es un coñazo. ¡Pero qué paisaje!. Todo el mundo sabe que a pie, si el paisaje merece la pena, da igual el tiempo que se tarde. Y lo mejor, podría aprovechar las horas de luz a tope.

Entones recogió sus cosas, tomo el camino que discurría junto al desfiladero, se dispuso a disfrutar del aquel cálido día. El viento agitaba las ramas de los árboles produciendo un agradable murmullo, sin darse cuenta comenzó a silbar. Llevaría varias horas andando a buen ritmo cuando noto que alguien le seguía. “¿Otra aceituna?”
Definitivamente, era un pensamiento raro de esos que se le cruzan a uno por la mente en un momento de tanta tensión, como ésta en la que
anteriormente había ocurrido cuando si previo aviso la señora Finigan, entró en mi habitación para despertarme. Me asuste ya que todavía tenía el pensamiento lo que había hecho anoche, el sentimiento de culpa de pronto me inundó. El gran candelabro con cinco velas hacía resaltar mas aún su pálida tez con su negra bata. Sus ojos hundidos parecían contemplar un mundo más allá del real... Recogió su pelo con una goma que guardaba en el bolsillo. Se miró al espejo. Este le devolvió una copia temblorosa por las llamas.

- Así es como me ven - Se dijo.

Con un rápido movimiento del puño hizo añicos el espejo. Cientos de pequeñas copias de si misma le devolvían una mirada resuelta.

- Es hora de acabar con esto - murmuraba mientras los fragmentos plateado caían y chocaban contra el suelo.

Total, otros siete años de mala suerte no cambiarían nada su situación actual, porque ya se encontraba en las antípodas de la buena suerte. Este hecho aislado, la rotura del espejo, tenía que haber empujado su suerte en alguna dirección. Y dado que esta ya no podía empeorar, significaba una inusitada época de sorprendentes noticias. Como por ejemplo, aquel asunto suyo con el herpes.
Fue por esa razón que se despidió de su acompañante a la puerta de su casa alegando que al día siguiente madrugaba. Además no tenía ninguna gana de seguir viendo esas turbadoras orejas.

Es por esto y no por ninguna otra razón trascendente, que decidió vestirse con una túnica naranja, raparse la cabeza y emigrar al Tíbet, donde pasó el resto de su vida, intentando olvidar su condición de ratón, para fusionarse con el universo como un alma más.

¡Y lo consiguió!

Posted by Entrari at 10:43 PM | Comments (1)

Abril 22, 2010

Patata y Ojos vuelven

Patata con Ojos. Después de tanto tiempo. Para que luego digan que a tres de mis cuatro lectores no les gusta lo duro. Está claro que el lector de Patata con Ojos es un ser superior. Yo dibujo las tiras, pero no soy dueño de su humor. Me siento como esos padres que no entienden a sus hijos. (Inciso, estas tres últimas frases son fruto de una ventana de Messenger real con una bloguera muy cabrona. Solo se ríe de las tiras malas y de las que se le ocurren a ella. Fíjense que vida más chunga)

Ya que están, y sabemos que a veces se leen este texto, colaboren en un Cadáver Exquisito. No piensen mal. AÚN no les estoy pidiendo colaboración para esconder el cuerpo de ninguna maciza. Es una historia que se escribe leyendo lo último que puso otro desconocido. Al final queda algo muy al estilo de este blog. El concepto ya existía. La interfaz es fruto del alcohol. El diseño grafico es fruto de la ayuda de Miakkes. Yo solo uno las piezas y os lo ofrezco como algo a lo que la SGAE aún no ha metido mano. Tiempo al tiempo.

no-ver-la-tele.gif

Posted by Entrari at 1:54 AM | Comments (3)

Abril 20, 2010

Post sin dibujos

Este post empezaba por la frase “La amistad es un bien preciado y escaso. Tanto, que incluso aquellos que no la merecen, usan esa palabra para definir su relación con otros seres humanos”

Hoy después de trabajar he ido a buscar a N porque Bich y él me habían invitado a cenar. Ha sido genial. Tanto que no existe una sola palabra que signifique “Hablar de mogollón de cosas mientras se comen riskettos” o “Cómete un Petit Suis, que nos los ha dado Jez, y pone que son de Fresa Malvada”. Sé que algún día coincidiremos todos de nuevo. Como en Salamanca. Y ese día, arderá todo (porque faltabais dos oligolerdas)

Bich ha cocinado unos deliciosos solomillos de cerdo a la naranja. Me he llevado la receta, y pienso hacerlos. Me ha dado a probar también su comida de mañana. Y joder chica, lo haces de puta madre. Estaba todo riquísimo.

Me han regalado libros. Hay pocas cosas que sean tan bonitas para un lector como recibir libros de otro. Aunque al primero no le hayan gustado, o sean los que le sobran. Porque, los libros son muy diferentes para cada uno que los lee (eso explica las lectoras de Danielle Stelle).

Muchas gracias Bich por “La Soledad de los Números Primos”. Como dije en el comentario de Nigafasnipasta, ¡cuando lo lea, veré si me posiciono junto a ti o junto a Barbi respecto a lo bonito o desastre que es!. (La dedicatoria es total: “Espero que estos dos anormales no te quiten las ganas de vivir”)

No olvidarme tampoco de otro regalo. Uno igual de emotivo por diferentes causas. Acababa de llegar a la universidad Politécnica cuando un amigo me dejó “El bastón Rúnico” de Michael Moorcock. Recuerdo tener la sensación de saber que iba a ser un libro que no iba a olvidar. Que me gustaría volver a leer. Hoy, mirando en vuestra estantería vi la misma edición que conocí en su día. Y N me lo ha regalado. No sé a los demás, pero estos gestos de reconocimiento entre lectores me emocionan tanto que soy capaz de escribir un post sin dibujos. Y la dedicatoria lo ha hecho aún más especial “Sólo esperaba encontrar a alguien que lo apreciará tanto como yo”. Muchas gracias N.

Y encima me habéis llevado a casa de vuelta, y vivo en Mordor. Os quiero bucho ; ;

Esto es la amistad. Y no se compra. Se encuentra con cosas como esta. Y por eso escribo hoy este post sin dibujos. Porque quería daros las gracias.

Posted by Entrari at 11:19 PM | Comments (6)

Ser Invisible

Hay montones de escenas que se quedan grabadas en mi coco. Momentos de mi vida, a veces insignificantes, y otros de una importancia tan bizarra que ni yo entiendo su permanencia en mi memoria.
Recuerdo cuando era pequeño. Recuerdo enseñar orgulloso a Jimmy un póster de un juego de Spectrum y sentirme rechazo cuando dijo: “No ves que sólo me interesa Dios”.
Recuerdo el bol verde de cristal en el que mi abuela María me dio a probar arroz con leche por primera vez.
Recuerdo cuando Miriam no pudo más y tuve que sacar a Anaïs de casa.
Recuerdo cuando alguien me dijo “Ya volverás suplicando” después de una discusión, y como taché a esa gente de mi vida. Para siempre.
Recuerdo levantarme en Barna y por un mensaje en el móvil tener que huir de una casa.
Recuerdo la primera vez que mis padres lloraron cuando perdí la fe siempre.
Recuerdo la primera vez que fui a Madrid solo con mis amigos.
Recuerdo el llanto más amargo de otra persona, delante de un cajero de Caja Madrid.
Recuerdo mi primera calada a un cigarro. La segunda fue diecisiete años después.
Recuerdo mi primera borrachera. Mi primera gran resaca. El por qué no bebo ginebra.
Recuerdo la primera vez que leí Dune. Fueron quince años hasta encontrar esa misma edición y sentir esos recuerdos volver.
Recuerdo mi primer desengaño amoroso en Peña de Horeb.
Recuerdo hablar con las estrellas y la luna en una playa de Girona.
Recuerdo mi primera cámara de fotos.
Recuerdo “Me llaman Body” en la televisión, La primera vez que mi ancla se fue a la mierda en mi cumpleaños.
Recuerdo la sensación de vencer a Maat y poder subir a nivel 75 como mago negro en el Final Fantasy 11.
Recuerdo, y me recuerdan, haberme cortado el pelo para llevar gorra.
Recuerdo la Oropiña y el grito de "Despiertaaaaaaaaaaaaaaaa"
Recuerdo el Test de Cooper.
Recuerdo una piscina en casa de Luis, un porro en una mano, un cubata en la otra. Mi segunda charla con la luna.
Recuerdo la única vez que me pillaron con una chuleta en un examen.
Recuerdo a un señor sentando comparando unas cervezas en el Carrefur.
Recuerdo el Rock Dur en Sort. Lo que no recuerdo es cómo tuve la resaca tan horrible al día siguiente en el tren.
Recuerdo un día que me llamaron “Gordo” por la calle cuando era pequeño.
Recuerdo mi primer libro. El Principito.
Recuerdo bailar de alegría con mi madre cuando nos tocó un video Beta.
Recuerdo haber visto con 5 años “Nausicaä del Valle del Viento” y películas de Gundam que traía mi padre del videoclub.
Recuerdo el Piul.
Recuerdo lo más grande que puede hacer alguien por mi. Me invitaste a helado, café y a cenar.
Recuerdo a todas y a cada una de las personas que han pasado por mi vida.

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Posted by Entrari at 1:15 AM | Comments (8)

Abril 8, 2010

Cambio de Ubicación

Entrari – Hola, soy Entrari de Sistemas. Tenemos una incidencia con tu Lotus. Un cambio de ubicación.
Pamplonera - Huy si. Es urgentísimo. Tan urgente que debes de viajar en el tiempo para arreglármelo y que yo no dé esa incidencia
Entrari – Estás de coña, ¿no?
Pamplonera – Bueno. Puedes hacer ahora lo del Lotus, ¿no?
Entrari – Claro, dime tú número de CPU y hago un remoto.
Pamplonera –Pues no. Porque estoy facturando. Y si no se factura, en Pamplonalandia no se gana dinero. Hazlo en la hora de la comida
Entrari – Pero tu hora de la comida es mi hora de la comida.
Pamplonera –Genial. Así no he de decirte cuando es. Hasta mañana.

CLONG (Sonido de colgar el teléfono)

Día siguiente. Hora de la comida.

Entrari - ¿Hola?
Pamplonera – Estoy comiendo.
Entrari – Te has dejado apagado el equipo. No puedo acceder a un equipo apagado.
Pamplonera –Pues enciéndelo. Mira que os lo tenemos que decir todo.
Entrari – Estoy a ochocientos kilómetros de tu equipo. No puedo encenderlo.
Pamplonera – Yo estoy comiendo. Cada vez te queda menos para hacerme lo del Lotus. ¿Te he dicho lo urgente que es?
Entrari piensa: Me la suda.
Entrari: - Claro. Puedes encender el equipo por favor. Entraré como Administrador y lo hago mientras comes
Pamplonera – Pero yo no me llamo Administrador. Me llamo Pamplonera.
Entrari – Mucho gusto.
Pamplonera – ¿Estás de guasa?
Entrari – Para nada.
Pamplonera – Mira. Aquí tenemos un pequeño informático. Le voy a azuzar un poco para que haga eso que me pides. Y pobre de ti como me cambies el nombre a Admininosequé.
Entrari – Salud. Y es Administrador.

CLONG (Sonido de colgar el teléfono)

RINGGGGGGGGGGG RINGGGGGGGGGGGGGG

ApañeroA – Entrari. Una tal Pamplonera que pregunta por ti
Entrari – Pásamela.
Pamplonera – Hola. Soy Pamplonera. ¿Puedo usar ya mi equipo?
Entrari – Estoy con tu Lotus. Me queda un rato, si no te importa haz otras cosas.
Pamplonera (con voz de sofocón) – Ayyyyyyyyyyyyyyy. Tú lo que me vas a hacer es un hijo de madera. Un hijo de madera. Mi ruina.
Entrari (flipando cucumbers) - ¿Perdón?
Pamplonera – Y encima veo que pone Administrador. Me has cambiado el nombre. ¿Pamplonera no te gusta? Voy a quejarme.
Entrari – A ver, Administrador soy yo. Espera media hora, si es urgente espera a que acabe.
Pamplonera – Media hora. Ni un minuto más.

CLONG (Sonido de colgar el teléfono)

RINGGGGGGGGGGG RINGGGGGGGGGGGGGG


ApañeroA – Entrari. Pamplonera, te la paso a tu extensión.
Pamplonera – ¿Eres el que quiere mi ruina?
Entrari – ¿Perdón?
Pamplonera – Ha pasado media hora. Y no funciona nada.
Entrari – Espera un segundo. Accedo a tu equipo.

PASA UN SEGUNDO. PASAN DOS. PASAN UNA SERIE DE INNUMERABLES SEGUNDOS.

Pamplonera – Ahem.
Entrari – Perdona Pamplonera. No puedo acceder a tu equipo. Le sucede algo.
Pamplonera – ¿Quieres que lo encienda?
Entrari – ¿ESTABA APAGADO?
Pamplonera – Claro. A ver si te crees que aquí no amamos al planeta. No iba a estar malgastando 30 minutos de electricidad. En Entrarilandia sois ANTIECOLOGICOS.^Se lo voy a decir a vuestro jefe.
Entrari – Pero, pero, pero…. Yo estaba haciendo cosas en remoto.
Pamplonera – ¿No estabas a ochocientos kilómetros? Qué a mi no me la das. Eres un mata árboles. ¿Ya está lo mío hecho?
Entrari – …
Pamplonera – ¡Sois unos vagos! Y yo sin trabajar. Voy a poner una queja a vuestro superior.

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Posted by Entrari at 11:04 PM | Comments (10)

Abril 2, 2010

Almost Ninja

Entrari mira desde un puesto elevado todo su pasado, presente y futuro. Cuando observa el presente nota un leve pinchazo en el quicio del cuello. Torticolis. Trata de girar su cabeza a un lado y a otro. Es molesto. Es ese tipo de dolores que uno sabe como esquivar. Entrari pasa mil de girar el cuello de nuevo.

Tiene huevos – Dice Entrari con enojo. – Esto es el castigo de negar tan fuerte con la cabeza – piensa. Es irónico que lo de los huevos lo diga, y lo de negar lo piense. Pero así son las cosas desde las colinas del pasado, presente y futuro. Pensar siempre es en cursivas.

Entrari descubre que lo único que puede hacer es ver el presente, y si acaso, contemplar un poco del pasado y del futuro sin sentir ese molesto pinchazo que hace que parezca una avestruz al andar.

Ouch – Se queja. Eso si que lo ha dicho y pensado a la vez. No ha de mirar ni muy adelante ni muy atrás si no quiere que le duela el cuello. Así son las cosas.

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Leer es una actividad elegante y molona que consiste en pasar páginas a cierto ritmo, ni muy despacio ni muy rápido. Si acaso después escribir una entrada en Internet diciendo que se han pasado todas las páginas. Lean más, joder. Es fácil.

Posted by Entrari at 10:54 AM | Comments (6)

Abril 1, 2010

Siempre pican.

Antes de nada. Agradecer la inestimable colaboración de mi hermano J en este post. Va dedicado a Bich, y a Arturo, porque siempre pican (como yo, que remedio)

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(Os lo habéis comido)

Y esta imagen a continuación es el proceso de colaboración de dos personas. El dedo es mío. Que no se diga que me da vergüenza salir. La mano sigue siendo de J.

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(Joder, ya habéis caído dos veces)

Feliz April’s Fools. Porque todos picamos varias veces.

Posted by Entrari at 12:21 PM | Comments (5)